PREDILECCIONES

Yo tengo una particular predilección hacia todo lo que no puede vulgarizar el contacto o el juicio de la multitud indiferente. Si pintara paisajes, los pintaría sin figuras. Me gustan las ideas peregrinas que resbalan sin dejar huella por las inteligencias de los hombres sin aliento, como una gota de agua sobre un tablero de mármol. En las ciudades que visito busco las calles estrechas y solitarias: en los edificios que recorro los rincones oscuros y los ángulos de los patios interiores donde crece la hierba, y la humedad enriquece con sus manchas de color verdoso la tostada tinta del muro; en las mujeres que me causan impresión, algo de misterioso que creo traslucir confusamente en el fondo de sus pupilas, como el resplandor incierto de una lámpara que arde ignorada en el santuario de su corazón, sin que nadie sospeche su existencia en la que se esconde entre las hojas y allí, oculta, llene de perfume el aire sin que la profanen las miradas. Encuentro en todo ello algo de la virginidad de los sentimientos y de las cosas.

ESDRUJULEANDO SIN SÉNTIDO

Dogmático dogma menopáusico
de cáusticos telúricos color púrpura,
específicos de la retórica hueca
del famélico y santo espíritu
que carismático posa un termómetro plástico
en el culo del cónclave
y el ánimo se anima
y el vómito vomita
sobre las medias mediáticas
de un escritor del periódico,
quien hermético en el ático
hace crónicas malditas
sobre fórnicas benditas,
navegantes sin brújula
y poemas sin esdrújula.
Entonces la única poética
que emana de esta túnica,
es la romántica lírica
de un ex-católico caótico.
Utiliza tu áspera química
y explícate mejor,
sensatísimo pendejo,
déjate ya la pose
de magnífico filósofo culpígeno
y entrégate al psicológico por qué del estómago,
al análisis deontológico de un crimen
e imagínate rodeándote
de estrambóticas féminas,
perfumadísimas e irónicas,
saludándoles su amado púbico,
siendo el único en el prostíbulo,
rezándole a su vello público
en el bélico patíbulo
de tu reumático sargento.
Ahora asúmelo o miéntete
y olvídate del cántico específico
y vuélvete un pragmático
músico, armónico y mágico

¿y al final del arco iris?

UN VISTAZO A LA TRANSEXUALIDAD.

TRANSAMÉRICA


“No dejéis que la bandera arco iris os engañe”
Terre Thaemlitz
productor multimedia, escritor, DJ,
propietario de Comatonse Recordings.Y Transexual

Dentro de las pruebas que nos pone el destino en el constante desarrollo, nos enfrentamos a una serie de difíciles tareas por ejercitar. Pero ¿Qué podría ser más difícil que aprender a hablar? Los balbuceos descoordinados y los constructos de oraciones palidecidas de un niño que lucha por expresarse parecerían una de las tareas más engorrosas. Pero nadie nos enseña el tono de nuestra voz, la modulación, la fuerza y la velocidad. Son cosas naturales ¿no? Por eso lo único que podría ocurrírseme como más difícil que aprender a hablar, es el aprender COMO hablar. Imaginarse el recorrer un largo camino a contra corriente de lo naturalmente obligado. Eso es lo que nos muestran las primeras escenas de la película Transamerica. Película ganadora del Globo de Oro y nominada a la gringada Oscareña y que es magistralmente interpretada por una pléyade de actores no muy populares, encabezados por Felicity Huffman, una esposa desesperada que por seguro nos ofrece la actuación de su vida.

Nos ubicamos en la vida de Sabrina Osborne, “Bree” para los cuates, a una semana de su vaginoplastia, Ella es un transexual que ha labrado una serie de cambios para unirse el alma al cuerpo (para ponernos cartesianos). Ya se tomó pastas femeninas, se afiló la cara, se mando poner pechos y se limó la manzana de Adán, pero lo único que le falta, es deshacerse de lo que la une a la gran broma divina de colocarla en un cuerpo ajeno.

Mientras trabajaba, Bree recibe una llamada telefónica de un tal Toby Wilkins de 17 años y preso por drogo y prostituto en Nueva York y que a parte (por si fuera poco) asegura ser el hijo de un, ya desaparecido, Stanley Schupack. Stanley, que en paz descanse, era mitad judío por parte de un padre parco y mitad cristiano por parte de una madre jodida. La disforia de género que “padecía” lo llevó a una serie de indecisiones y contradicciones a lo largo de su vida, llevándolo por un lado a un intento de suicidio y por otro lado a embarazar una pueblerina en un acto lésbico. Pero todo su tormento duró hasta que descubrió que Stanley nunca existió y que dentro de él, en su mente y su cuerpo vivía Bree.

Es lógico entender la conmoción que esta noticia ocasionó en Bree, ya que por una parte la transportaba a un pasado detestable y además, lo más preocupante para ella en ese momento, ponía en juego y peligro su cercana alegría. Su terapeuta (mejor amiga por cierto) la condiciona a enfrentar su pasado para autorizar la cirugía.

Bree vuela de Los Ángeles a Nueva York y paga la mísera fianza de un dólar que se le impuso por andar de prosti y de inhalaheroína en las calles de la Gran Manzana. Toby había quedado a la deriva una vez que su madre se suicidó y quedó a cargo de su pederastra padrastro. Resuelta a no decirle la verdad, Bree pretende ser una misionera Cristiana del Padre Potencial y le promete llevarlo a Los Ángeles para que despegue su carrera de actor porno que tanto anhela. Sin embargo, secretamente planea llevarlo de vuelta a Kentucky para regresarlo con su padrastro. Al llegar al pueblito donde Toby se “biencrío” Bree descubre las mañas del padrastro. Compadecida y “llamada por la sangre” decide llevarlo, como habían quedado, a Los Ángeles.

Mientras más viajaban, más se unían, se conocían e incluso me atrevo a decir que se llegaban a querer. Sin embargo, la temerosidad de Bree para hacer pipí a la intemperie, hace que Toby se entere del secreto que ocultaba en su entrepierna. La reactividad de Toby ante la noticia y su sensación de haber sido engañado, lo hace volverse en un ofensivo y lesivo copiloto.

Las cosas comienzan a cambiar cuando le dan “aventón” un shamán peyotero hippioso que más bien resulta ser un gandaya que les roba el carro, además de haberle robado un par de chistes a Los Simpson. Las habilidades seductoras y prosticomerciantes de Toby lo hace conseguir un poco de dinero para salir del paso. A su vez, Bree comienza a hacer sus pininos en el arte de la coquetería y de la mariposa en el estómago, cuando prácticamente se “liga” a un Indio/Vaquero que sucumbe a los encantos de la bella Bree y les da un asilo y un “ride” a Phoenix. La idea de Bree era llegar a Phoenix, esperar a su hermana menor y pedirle la lana par su cirugía y regresar a Los Ángeles a tiempo, pero una vez más, el destino y sus maneras tan extrañas hace que Bree se reencuentre con su “hermosa familia” y en especial con su “tierna y comprensiva” madre. En este momento se desatan una serie de extrañísimos sucesos en los que vemos una “New-born abuela” feliz y asfixiante con su Toby y a una nulificada y ofendida Bree/Stanley. En caso de que yo tuviera una paciente o sus familiares, les recomendaría estas escenas en las que la madre recibe el golpe de realidad que implica tener respeto por su HIJA. Todo lo anterior desencadenado ante la reacción de Toby al enterarse que Bree era su Papá/Mamá al mismo tiempo que le sugería la posibilidad de tener relaciones y casarse. No le queda más remedio que huir. La madre sacudida por lo sucedido le da el dinero a Bree y le cae el veinte de que “nunca tuvo un hijo”.

Por fin llega el día de la cirugía y Bree está completa. Pero el peso del recuerdo de haber tenido y perdido a su hijo en tan poco tiempo la hace sufrir. Por su lado Toby cumple su sueño (aunque medio impotentemente) de ser un actor porno. Una vez más, la sensatez se adueña de Toby y acude a visitar a su madre, la cual ya se encuentra en plena profesión de mujer.

Es curioso como el tema de la película, la cual es una de esas películas que los gringos llaman “road movie”, es realmente una película que narra viaje para hacia el autoconocimiento y el amor de madre e hijo.

Pero al fin de cuentas ¿quiénes son los transexuales, quiénes son los transgénero, es un padecimiento, esto es algo nuevo o hay registros en la historia? El síndrome de disforia de género se caracteriza por la inhabilidad del paciente para identificarse con su sexo anatómico y por un deseo no controlable de cambio de género. Para poder realizar el diagnóstico de SDG, el paciente debe de cumplir todos y cada uno de los siguientes preceptos:

  • Sentimiento de disconformidad y repugnancia con el sexo anatómico, junto a un sentimiento de larga duración de pertenecer al sexo opuesto
  • Deseo de cambio de sexo para poder vivir en un rol de sexo opuesto, junto a un comportamiento del sexo opuesto y una vestimenta de sexo opuesto sin producción de excitación sexual
  • Ausencia de síntomas o comportamientos homosexuales
  • Presencia de los síntomas durante un mínimo de dos años
  • Ausencia de anormalidades físicas, de estados intersexo, o anomalías genéticas
  • Ausencia de etiología esquizofrénica

El síndrome de disforia de género incluye varias categorías de pacientes que tienen en común un sentimiento de insatisfacción con el sexo propio que les hace buscar soluciones quirúrgicas a sus problemas de identificación de género sexual. Es vital realizar un correcto diagnóstico diferencial de la categoría de disforia de género, ya que no todos los pacientes son candidatos para el reasignamiento de sexo. Las diferentes categorías del síndrome de disforia de género incluyen:
a. Transexualismo clásico. Incluye los pacientes que cumplen los criterios anteriormente descritos. A este grupo pertenecen entre el 15 y el 20% de los pacientes visitados por el Gender team.
b. Síndrome de disforia de género - homosexualidad. A este grupo pertenecen los pacientes que inicialmente tienen un comportamiento homosexual y que, posteriormente, deriva en un comportamiento del sexo opuesto. Los pacientes terminan por solicitar la cirugía para superar los estigmas de la homosexualidad.
c. Síndrome de disforia de género - trasvestismo. Se trata de pacientes con personalidad obsesiva (generalmente) que consiguen placer con la vestimenta del rol sexual femenino. Los pacientes suelen terminar solicitando la cirugía por motivos similares a los anteriores. No existe análogo femenino.
d. Síndrome de disforia de género – psicosis. A este grupo pertenecen los pacientes con trastornos psicóticos que terminan desarrollando una desestructuración de la identidad sexual. Debe realizarse un buen diagnóstico diferencial entre éstos y los pacientes afectos de un transexualismo clásico que presentan reacciones psicóticas debidas al estrés asociado al síndrome.
e. Síndrome de disforia de género – sociopatía psiconeurótica. Se trata de pacientes exhibicionistas. Solicitan la cirugía para obtener notoriedad pública.
f. Síndrome de disforia de género – personalidad esquizoide. Incluye un grupo de pacientes que no han desarrollado un buen sentido de género. Solicitan la cirugía para mejorar su funcionamiento en la sociedad.

Tan sólo los pacientes que presentan un transexualismo clásico son buenos candidatos para la cirugía de reasignación de sexo. En el resto de categorías, sólo casos puntuales pueden ser incluidos en el programa de reasignación de sexo. En cualquier caso, ningún paciente incluido en los grupos d (psicosis) y e (psicopatía psiconeurótica) es un buen candidato para la cirugía.

Antes de proceder a la cirugía, una vez realizado un correcto diagnóstico del síndrome y considerado el paciente un buen candidato para el programa de cambio de sexo, se debe verificar si el paciente cumple los criterios de la Harry Benjamin Gender Dysforia Association, que son:

  • En primer lugar, el paciente debe ser visitado por dos terapeutas expertos en ciencias del comportamiento, obteniendo su visto bueno. Estos profesionales deben relacionarse profesionalmente con el paciente durante un plazo no inferior a 6 meses. El diagnóstico realizado por estos dos terapeutas se basa en la presencia de síntomas específicos presentes en el paciente durante más de dos años.
  • En segundo lugar, el paciente debe vivir en el rol del sexo genético opuesto con total satisfacción y éxito. En este sentido, el reasignamiento hormonal debe preceder siempre al reasignamiento quirúrgico, ya que este último es siempre el paso final en el programa de reasignamiento de sexo. Hay que recordar que la cirugía no es el tratamiento del síndrome de disforia de género, sino que no es más que uno de los ingredientes del programa de rehabilitación de estos pacientes. Cuando la cirugía se desarrolla en pacientes que disfrutan ya en el rol del sexo opuesto, ésta presenta un mayor índice de éxito, ya que el paciente no se apoya en ella para tener o no éxito en la vida.

El Género y el Sexo son dos cosas separadas a pesar que la cultura popular los mezcla sin reparos. El Sexo es la forma física y la función mientras el Género es el componente de IDENTIDAD

Una persona Transexual nacida con un sexo específico se da cuenta en su niñez que pertenece al género opuesto a su sexo, aún sin conocer definición alguna, simplemente por comparación y percepción de un conflicto interior. Este conflicto le causa un enorme sufrimiento y confusión usualmente desde la edad pre-escolar.

Esta agonía puede llegar a la auto-destrucción si no es tratada adecuadamente. Las estadísticas muestran que el 50 % de los transexuales mueren cerca de los 30 años usualmente por suicidio. Ser transexual no es algo que puede ser escondido, suprimido o atenuado por un comportamiento travestí esporádico. Tarde o temprano aparecerá como un asunto de vida o muerte.

Las culpas inexistentes, la presión social, la pérdida de estima y la depresión son las causas concomitantes de la muerte de la mayoría de los transexuales. Con un tratamiento adecuado y con el debido soporte espiritual, un transexual obtiene una vida sana y normal. El grado de éxito en el tratamiento de transexuales está entre los más altos de la medicina.

La transexualidad ocurre en ambos sexos físicos, hombre y mujer y es causada por factores bioquímicos que interfieren el desarrollo normal del feto, usualmente variaciones en las etapas iniciales y críticas de la gestación, imposibles de detectar o controlar hasta hoy. La transexualidad es independiente de la orientación sexual, ocurre en humanos y otros animales placentarios como monos, perros, gatos, ratas y ratones, entre los que se han estudiado.

El tratamiento clínico quirúrgico para un diagnóstico responsable de transexualidad es la reasignación del sexo físico al correspondiente con su IDENTIDAD GENERICA. Este proceso pasa por la administración controlada de hormonas, cirugía plástica, cirugía de reasignación genital y termina con la completa adaptación social de la persona ya adecuadamente integrada.

Resumiendo se tiene que entender que la transexualidad difiere de los siguientes términos comúnmente asociados a ella:

NO ES LO MISMO que la homosexualidad, aunque puede estar asociada y confundirse; la homosexualidad es una preferencia sexual mientras que la transexualidad es un asunto existencial.

NO ES LO MISMO que el travestismo, que primariamente es un fetiche sexual y solo sigue el rol genérico del sexo opuesto; generalmente aparece en la pubertad sin producir un conflicto entre sexo y género ya que produce satisfacción ocasional solo con la apariencia o rol del sexo opuesto. Al travestismo como forma de expresión de femineidad también se le llama feminofilia.

NO ES LO MISMO que los transgénero, aunque, como la expresión incluye a toda forma de disforia de género u oposición al género, también toca en parte a nosotras las transexuales. Sin embargo, los transgénero son más una expresión socio-política orientada a la legítima supervivencia mediante formas colectivas de soporte mutuo de todas las personas involucradas en problemas de género. No es una expresión con significado clínico.

El número exacto de transexuales en una población nunca va a ser conocido con exactitud debido a lo largo del proceso de diagnóstico, la mejor estimación conocida es de 1 cada 10,000. Se supone que parte de las causas de la formación pre-natal de una persona transexual es el stress en la madre, (aún en estudio pero se ha demostrado parcialmente); el número de transexuales en una sociedad variará en función de las condiciones sociales imperantes en una generación. Hay evidencia del aumento de la población transexual en el periodo post-guerra o en el periodo de profundas crisis económico-sociales.

Los estudios estadísticos muestran algunas indicaciones interesantes en relación con la transexualidad. Un factor es la inteligencia; el transexual posee en promedio dos grados superiores de desviación estándar (en intelecto) sobre una población promedio y un grado sobre la población homosexual promedio. Este fenómeno está en estudio y se ha sugerido que podría ser el resultado del "cableado cruzado" del cerebro transexual, que se beneficia de la combinación de estructuras y funciones de hombre y mujer. Por otro lado hay clara evidencia de la tendencia de la mayoría de los transexuales por actividades creativas y artísticas, aun que este segundo aspecto (el artístico), se está interpretando como una vía de realización, simplemente más accesible por ser socialmente más tolerante.

Finalmente, tengo que decir que no hay datos estadísticos a mi alcance para mostrar el grado de dificultad que un transexual tiene para corregir el error de su nacimiento. Se debe enfrentar a la sociedad en general y a los empleadores en particular, a los médicos y terapeutas tradicionales, a la pérdida de familiares y amigos, al costo del tratamiento, a la extrema dificultad del camino de transición que puede durar años, incluido el periodo de vida "Full mujer", a las dudas, a las culpas, al auto-reproche y a la evidencia de que los cambios físicos no siempre son como uno los sueña.

Como existe la evidencia que la Transexualidad es causada por la alteración vía hormonal del desarrollo del sistema nervioso del feto, y esto ocurre en varias especies estudiadas de mamíferos, es razonable inferir que esto, lejos de ser una moda, ha ocurrido por largo tiempo, de hecho siempre estuvieron aquí “entre nosotros” y de tiempo en tiempo la historia los ha registrado.

La única manera de "viajar" en el tiempo para ubicar a los transexuales de la edad de piedra o de la edad de madera, es por el estudio de las sociedades aborígenes que aún sobreviven con esas tecnologías. Tal es el caso de la selva peruana o en algunos lugares vírgenes de Africa y Oceanía. Todas estas sociedades primitivas reverencian en diversos grados a los transexuales nacidos entre ellos. Son considerados mágicos, hermanos de los dioses y los espíritus y, dueños de poderes shamánicos.

Toda sociedad ha tenido un nombre, rol o vía de relación con la transexualidad, desde los tiempos de Canaan, Turquía e India, hasta hoy. Los ejemplos abundan, en la Roma antigua existieron las Gallae, dedicadas a la diosa Cibele. Una vez que las Gallae decidían su género y religión, mostraban en un paseo ritual sus recién extirpados genitales que constituían su paso al templo y servicio religioso de por vida. Si en el paseo alguien recibía como regalo esta "ofrenda" era considerado bendito y la conductora de esa casa se obligaba a cuidar de la salud de la Gallae, que a partir de ese momento recibía espléndida ropa femenina (como una novia) y asumía su nueva identidad, también femenina.

En la India las prácticas rituales para las transexuales continúan hasta hoy. Los Hijiras son devotos de una diosa y practican una forma de cirugía primitiva de reasignación genital. Públicamente son tratadas despectivamente por la sociedad, pero en privado son reverenciadas actuando como consejeras espirituales y sociales, además de conducir matrimonios. Paradójicamente, a pesar de ser despreciadas en público, tienen el estado civil de mujeres verdaderas.

En USA, los Navajos del sur-oeste, también llamados los Dineh, reconocen tres sexos en lugar de dos. Para los Dineh hay hombres, mujeres y "nadles" que son los nacidos hermafroditas o aquellos que optan por un sexo basado en su definición de identidad genérica. Situación que ni el cristianismo ha podido desaparecer esta forma de ver el mundo. Entre los Sioux los "winkte" eran el otro sexo, compuesto por individuos que optaban por vivir en el sexo opuesto al de nacimiento. Las mujeres vivían como guerreros y tenían esposas mientras que los hombres vivían completamente el rol femenino luego de un proceso de castración indoloro llevado a cabo por el propio interesado. Aquí no había magia, solamente la corrección de un error de la naturaleza.

Sean los Sererr del pueblo Pokot en Kenya, los Xanith de Oman, los Mahú en Tahiti o los Sekrata de Madagascar, la historia es siempre la misma; la transexualidad es un hecho de la vida y siempre ha habido una forma y lugar en la sociedad para que un transexual reúna su alma con su cuerpo.

Un caso digno de nombrar es el de Edward Hyde, conde de Clarendon, aunque fue conocido con el título nobiliario de Lord Cornbury. Nació en 1661 y murió en 1723. Nació de una familia muy bien acomodada económica y socialmente pasando su infancia en Berkshire y estudió en Oxford. Entró en los Dragones un regimiento real muy estricto y de ahí pasó a formar parte como miembro del Parlamento de la región de Wilshire, con el importante título de Tory y en la Iglesia Cristana. Fue Capitán de Caballería del príncipe George de Dinamarca y Paje de Honor del Rey James II en su coronación. Fue una de los primeros comandantes en abandonar al rey, tomando con él tantas tropas como pudo. Fue gobernador de Nueva York y de New Jersey, donde se ganó una mala reputación. Se decía que era aborrecido por su carácter y sus modos. Fue encarcelado por las deudas que su padre le dejó al morir. Lord Cornbury murió en Chelsea, en la miseria y en el olvido y fue enterrado abadía de Westminster. Pero ¿qué tiene de extraordinaria esta historia? Ya que además de lo que comento, Lord Cornbury ha pasado a la historia como corrupto, posiblemente como el peor gobernador británico que haya tenido jamás América. Lord Cornbury tenía la “pervertida y degenerada costumbre” de vestirse de mujer, de conducirse como una moble más, de pedirle a los galantes caballeros que le ofrecieran el asiento y de referirse a el mismo como una mujer. Este hecho, logró que, además de ser tachada como degenerada, fuera acusada de varios fraudes con fondos públicos para desprestigiarla por cuestiones de discriminación y de ignorancia. El estigma es de quién lo porta, la discriminación y agresión es de terceros.

La clasificación moderna de la transexualidad y la intervención médica para reasignar los genitales fue intentada por primera vez el año de 1930 en Alemania. Einar Wegener se sometió al tratamiento y luego fue operada. Ella vivió como Lily Elbe acompañada por su esposa Gerda, hasta que falleció por complicaciones de rechazo posteriores a la cirugía de trasplante de Ovarios que intentó en 1933.

El primer caso bien conocido de una transexual post-operada fue el ex-soldado americano George Jorgensen que en 1953 se transformó en Christine Jorgensen. El/La cual, tuvo un éxito en Hollywood y a ella se debe la salida al aire de la transexualidad

Por décadas la transexualidad fue considerada un desorden mental sin base biológica hasta que el Doctor Harry Benjamin estudió y documentó cuidadosamente cada caso hasta la publicación de su libro "El fenómeno Transexual" que abrió el camino al estudio profundo de esta singular condición. La asociación internacional Harry Benjamin continúa su trabajo hasta hoy, estableciendo las bases del cuidado y tratamiento de los transexuales.

Los últimos estudios sobre la formación del encéfalo en el embrión humano y el funcionamiento del cerebro han arrojado luces sobre las causas de la transexualidad; los tratamientos y las técnicas quirurgicas mejoran cada día y la sociedad lentamente acepta lo inevitable de la transexualidad, al punto que en el futuro todas viviremos una vida mejor en un mundo que finalmente corregirá verdaderamente los errores de la naturaleza.

Por lo general la gente que no los conoce, a menudo comenta que están "confusos". Ellos pueden estar confusos debido a la incapacidad que tienen los transexuales para conformarse con sus ideas preconcebidas acerca de la sexualidad, pero no estan en absoluto confundidos. Tienen muy claro qué tipo de gente les gusta y quién los prende, los enciendo. También sé lo que normalmente los enfría.

Parece ser que para mucha gente, el hecho de que no encajen con el estereotipo de una drag-queen que pasa el día persiguiendo a fríos chicos musculosos (que de todas formas suelen preferir a machotes) los hace parecer "confusos".

Sería más fácil pensarlos en términos de homosexualidad ¿no? Pero ellos están al final del arco iris. Insistentemente les preguntan ¿eres gay? ¿eres gay? De todas formas, ¿de verdad alguien necesita saber exactamente qué hay metido en el culo de alguien o en el de su compañero, para determinar si son gays con todas las de la ley? No son gays son transexuales, objeto de una gran broma celestial, obligados a morir para renacer, sin dignidad ni orgullo gay, pero si con la dignidad que les da el ser hombres y mujeres.

El haber nacido en un armario de cristal a través del cual han sido vistos y aislados como homosexuales y como chica o chico durante años, antes de tener conocimiento subjetivo de sus propios deseos sexuales, han tenido que aceptar que su identidad sexual (y en ocasiones su género) es algo aprendido y heredado bastante distinto de los actos sexuales en sí mismos. No han encontrado nada más que alienación y sufrimiento en sus intentos de ser tan sólo heterosexual u homosexual, ambos pobres reflejos de sus actividades sexuales. Quedamos claros entonces ¿Quiénes están al final del arco iris?

WOODY ALLEN Y PSICOANÁLISIS



Woody Allen es, junto con Alfred Hitchcock, el director que más ha difundido el psicoanálisis en el cine. Pero no podría decirse que le hace un favor a la técnica freudiana. En sus películas, psicoanalistas y psicoanalizados son víctimas de la ironía del cineasta, que parece vengarse así del tiránico diván

--Hace dos semanas, creíste que tenías un melanoma maligno.
--Claro, yo... ¡Tú ya sabes!... Me salió de repente una mancha negra en la espalda.
--¡Fue en la camisa!
--Yo... ¿Cómo iba a saberlo? Todos decían que tenía una mancha en la espalda.

Este diálogo extraído de Sueños de un seductor delata con facilidad a Woody Allen, una de las personalidades de la cultura norteamericana más interesantes de los últimos treinta años y heredero del humor de los Marx, tal como reconoció el propio Groucho.

Cómico primero, escritor y cineasta después, amante del jazz, el béisbol y el baloncesto, Woody ha creado un personaje fácilmente reconocible y que ha traspasado las fronteras de su Estados Unidos natal, a pesar de insistir él mismo en que sus temas son muy norteamericanos. Esta resonancia mundial se debe a que ha abordado esos temas, y otros más universales, con un humor y una originalidad únicos. La muerte, el amor, la religión, la ciudad... Pero la lista estaría incompleta si nos olvidáramos de la salud. Los médicos aparecen en las películas de Allen fundamentalmente por tres razones. En primer lugar, son víctimas de un hipocondríaco, generalmente temeroso de tener un cáncer o cualquier otra enfermedad terminal ("En el cine soy hipocondríaco; en la vida, alarmista. Les explico la diferencia: el primero imagina que está enfermo cuando no tiene nada; el segundo cae enfermo e imagina. Una vez al año suelo coger un catarro e inmediatamente pienso que tengo un cáncer de garganta"). La segunda razón de la aparición de un médico en esas películas es puramente funcional: se trata de un personaje más dentro del medio socialmente alto en el que transcurre habitualmente la trama de sus películas. En tercer lugar, aparece como psicoterapeuta de un ser pequeño, con anteojos, despeinado y neurótico. El psicoanálisis y los psicoanalistas han contribuido a perfilar la singularidad del cine de Allen, además de haber motivado diferentes cuestiones que merecen considerarse.

Las películas de Allen han hecho aún más popular la técnica de la psicoterapia, que revolucionó la psicología --para algunos hasta la filosofía-- de la primera mitad del siglo XX. La extensión de la psicología práctica a la vida cotidiana se produjo en las siguientes décadas y coincidió con la popularización del cine. El psicoanálisis ha sido probablemente la escuela de psicología más tratada por éste, pues posee varios elementos que le confieren un carácter muy cinematográfico. Por una parte, el misterio: el psicoanálisis trata de encontrar en el pasado y en lo no conocido de la mente la respuesta a los problemas del presente. Por otra, la estética de la propia terapia, con sus sueños, el diván, la libre asociación... conforman una rica imaginería, casi una mística. Muchos cineastas han abordado la temática o los problemas del psicoanálisis, algunos tomando la infancia como referencia de una personalidad futura --Fellini en Amarcord o Truffaut en Los cuatrocientos golpes--, otros a través del surrealismo, como manifestación artística del inconsciente --Buñuel en Un perro andaluz o Bergman en El séptimo sello--. Sin el radicalismo formal de los autores nombrados, se ha realizado un considerable número de películas en las que el psicoanálisis era la pieza angular del guión (El príncipe de las mareas...) Pero, sin duda, fueron dos los autores cinematográficos que más contribuyeron a difundir y a hacernos cercana la terapia psicoanalítica: sir Alfred Hitchcock y Woody Allen.

El maestro del suspenso utilizó la riqueza visual y el misterio que encierran los sueños para introducirnos en el interior de sus personajes. Comportamientos patológicos de los protagonistas se explicaban por su pasado o por secretos escondidos en lo más recóndito del inconsciente. Es inolvidable la cleptómana protagonista de Marnie, con arraigados miedos y obsesiones que derivaban de la relación con sus padres, o la terapia que se desarrolla en Cuéntame tu vida, ilustrada con unos magníficos sueños dibujados por Dalí. Allen tomó el relevo del director británico, y con su propio estilo, la comedia sobre todo, pero también el drama, inundó sus películas de elementos psiconalíticos. Ya sea echado de espaldas al terapeuta, en una conversación en la que hace referencia al método desarrollado por el también judío Freud, o indirectamente por medio de una especial simbología, el psicoanálisis está presente en la mayoría de sus obras. En sus comienzos, Allen lo incorporaba sin crítica alguna, pero más adelante lo cuestionó cínicamente. Los aspectos del psicoanálisis y, por ende, del inconsciente que trata en sus películas, se repiten: la sexualidad en cualquiera de sus variantes, aunque especialmente en las relaciones de pareja, la masturbación o la impotencia, los padres, en su caso, como causantes de una estricta educación judía, la diferencia entre realidad e imaginación, el miedo a la muerte, el miedo reprimido... Ya en su primer guión, ¿Qué pasa Pussycat?, el protagonista es un psiquiatra, obseso sexual y con problemas matrimoniales. En La otra mujer, una profesora en crisis alquila una casa desde donde escucha las sesiones del vecino psiquiatra. Edipo reprimido, el capítulo de una película que realizó con Scorsese y Coppola, cuenta la historia de un abogado judío acomplejado por su obsesiva madre y que ve cumplido su sueño de verla volar por el cielo de Manhattan gracias a un mago. Alice desata su interior reprimido, pasado y presente, con la ayuda de las hierbas del doctor Yang. La relación paciente-terapeuta tampoco le ha pasado desapercibida a Woody. El transformista Zelig se enamora de la doctora Fletcher. Harry, en Los enredos de Harry, tiene una relación con una paciente de su mujer-psiquiatra. La lista podría contener todas sus películas si incluimos las veces en que introduce el absurdo o el surrealismo, como en La rosa púrpura del Cairo, donde el protagonista de una película sale de la pantalla, o cuando se dirige al público en Annie Hall.
La pregunta, formulada en innumerables ocasiones, es si la personalidad neurótica que ha trazado Allen en el cine concuerda con la del Allen real, el nacido en Brooklyn hace más de 70 años con el nombre de Allen Stewart Konisberg. Según cuenta su ex esposa Mia Farrow, lleva muchísimos años en tratamiento con un psicoanalista que influye en él como nadie --el mismo Woody bromea acerca de eso: "Hace 15 años que voy al psicoanalista. Le concederé un año más y luego me iré a Lourdes"--. También sabemos que en sus películas ha narrado distintos sucesos de su vida privada: su infancia en Días de radio o Robó, huyó y lo pescaron, las relaciones de pareja en la polémica Maridos y esposas, entre otras, donde se enamora de una mujer mucho más joven que él, tal como le ocurrió con la hija adoptiva de su entonces esposa...

Pero, además de ciertos hechos constatables, ¿hay relación entre su personalidad y sus guiones cinematográficos? La respuesta parece evidente: sí. A un autor no se lo puede separar de su obra; con ella transmite sus miedos, ideas, obsesiones... y desde luego Allen es un auténtico autor. Pero tampoco podemos pensar que es un calco de sus películas. Muchos actores o colaboradores que han trabajado con él lo definen como distante, serio, introvertido, muy distinto de lo que parece en el cine. ¿Ha creado una caricatura de sí mismo o simplemente está exagerando un personaje porque le resulta cómico? Las dos posibilidades parecen razonables y de su mezcla nace probablemente el espíritu de sus obras. Sus citas semanales con el psicoanalista no han sido suficientes para sanear su complicado mundo, pero ha aprovechado la plasticidad visual y dramática del cine para dar rienda suelta a sus obsesiones, de manera que, en cierta forma, podríamos decir que hemos sido testigos de 25 sesiones de su psicoanálisis. Por útimo, se diría que las películas le han servido para descargar su sentido dramático de la vida --"Yo siempre busco reflejar el sufrimiento humano en mis comedias", ha afirmado Woody Allen--, todo aderezado con una enorme calidad en el guión y en la dirección.
En el cine de Woody Allen no hay una respuesta definitiva a los interrogantes que se hace película tras película. Sí se observa una evolución, tanto en la faceta personal como en la artística, pero ninguna película cierra el ciclo de incertidumbres abierto hace tres décadas. Tal vez encontremos la respuesta en sus propias palabras, emitidas en un vídeo proyectado al presentarse su película Los Enredos de Harry, en Venecia. "La neurosis en Manhattan es la misma que en cualquier otra parte del mundo. No surge por problemas sociales, ni tampoco freudianos, aunque parezca una paradoja que yo diga esto. Tengo mi propia teoría: creo que hasta que la gente no encuentre la plenitud en sus vidas, y no sepa darles sentido, ninguna teoría del psicoanálisis, ninguna revolución social ni ningún gobierno podrá dar una respuesta a sus necesidades e interrogantes".

ESQUIZOFRENIA Y MEDIOS DE COMUNICACION

“el número de brujas era elevado
porque incluían a los locos”.
Zilboorg;

Como médicos psiquiatras, tenemos la obligación de pensar en las enfermedades en términos de quién la padece. Se dice que “No hay enfermedades sino enfermos” por eso, no basta conocer su clasificación, diagnóstico, fisiopatología o tratamiento. Cuando sentenciamos con un diagnóstico, inmediatamente el paciente se “etiqueta” ante los ojos de la sociedad, el médico y sobre todo, de él mismo. Esto no es algo exclusivo de la práctica psiquiátrica; el Médico Internista que diagnostica a cierta persona como “diabético” o el Neurólogo a un “epiléptico” los marcan de por vida.

Para entender bien cual es el papel de los medios de comunicación y la esquizofrenia, tenemos que aclarar dos puntos fundamentales. Primero que nada, para fines del presente capítulo, utilizaré invariablemente como sinónimos a la enfermedad mental en general, en su concepto más estereotipado y a la esquizofrenia. Lo anterior se hará en gran medida porque históricamente el concepto del “esquizofrénico” es el del “clásico loco” y mucha información encontrada en los medios de comunicación cuando se refieren a los enfermos mentales, se refieren, en verdad a la esquizofrenia.

El segundo punto quedará más claro si se ilustra con un ejemplo. El 68% o más de los pacientes con esquizofrenia, están en condición de trabajar si se les diera la oportunidad. Sin embargo, la gran mayoría de los que podrían contratarlos piensan que no podrían desempeñarse adecuadamente. Los ven como potencialmente peligrosos o violentos, inestables y poco confiables. Opiniones que, para pacientes que se encuentran en control, no son compartidas por familiares y vecinos. Incluso, los vecinos tienen opiniones de los pacientes más positivas que los propios familiares, en gran parte porque están menos involucrados en situaciones de estrés provocadas por la enfermedad durante las recaídas o antes de recibir un tratamiento adecuado. De esto podríamos concluir la gran importancia de los procesos de comunicación en la formación de lo que llamaremos El Estigma.

Pero ¿de dónde viene el estigma? ¿quién dicta lo bueno y lo malo? Las diferentes culturas, echando mano de las tradiciones y los procesos de comunicación (incluyendo los medios) amplían los conceptos de enfermedad otorgándoles un calificativo.

La palabra Estigma se encuentra muy lejos de las huellas corporales como prueba de espiritualidad y gracia divina, similares a las presentadas por Cristo. Por otro lado el Estigma es más bien considerado una marca que expone algo inusual o censurable. Luego entonces, el “Estigmatizado” será alguien al que hay que rehuir o rechazar. Sin embargo, la idea o concepto actual y convencional del estigma, es de tintes denigrantes. ¿De quién es la culpa, quién lo genera? El ser humano es estigmatizador por naturaleza, solamente habría que echar un vistazo al trato del hombre al hombre mismo, utilizando pretextos tan básicos como la raza, etnia, género, estrato social, nacionalidad capacidad física e inclinación sexual. Podríamos decir que el estigma es de quién lo sufre, la discriminación está a cargo de terceros. Observemos que es durante la niñez, que se elaboran las concepciones y representaciones, en su mayoría erróneas o falsas, sobre el enfermo mental, las cuales se afianzan gracias a la interacción social.

El estigma se basa en el contenido de las representaciones sociales, que pueden tener su origen en: (1) las representaciones de la cultura popular, (2) las imágenes dramatizadas difundidas por los medios de comunicación social o de masas y (3) los procesos difusos de comunicación basados en verdades sólo de oídas, chismes y rumores, que fluyen a través de la sociedad y que caricaturizan la realidad. Por otro lado la idea o convicción, derivada por el concepto dualista cartesiano, de que cualquier enfermedad psiquiátrica no es tangible y no es una enfermedad “como tal”, sino una enfermedad simulada, con quejas exageradas y encaminada a evitar responsabilidades. Así, la gente tiene un gran desconocimiento real del problema y una imagen exageradamente negativa, que dificulta la reintegración del paciente con esquizofrenia.

El paciente con esquizofrenia se estereotipa como un ser violento. Esta concepción es gracias a la idea histórica de la locura, las cuales refuerzan esta idea. Durante el siglo XIX, en el auge de los “asilos” para enfermos mentales, la ignorancia y el miedo por la enfermedad mental, se incrementó. Sobre esto, podemos explicar dos puntos importantes; Los asilos solamente incitaron la idea de que los “locos” deberían de estar alienados, encerrados, vigilados y excluidos. Por otro lado, se generó un concepto erróneo sobre los hospitales psiquiátricos, donde se consideraba que había maltrato, abandono y crueldad. Para esto último, solamente hay que recordar los cuadros de Goya donde el enfermo mental se representa como figura en combate consigo mismo y con los demás.

Otra fuente del estigma es la serie de experiencias, en ocasiones traumáticas, vividas antes de que se instale un tratamiento adecuado, como las que enfrentan los familiares directos del paciente, las cuales tienen un componente afectivo importante y bloquean una evaluación objetiva. A través de la comunicación directa o auxiliada por los medios, esta imagen negativa se transmite a los núcleos fuera de la familia.

El paciente con esquizofrenia se encuentra hoy sujeto a estigmatizaciones los cuales no se basan en la ciencia, sino en la historia. El diagnóstico de este padecimiento y en general de cualquier enfermedad mental se basa en conceptos populares, arraigado en distorsiones del bien y del mal, del premio y el castigo. Revalorar el enfoque mediático del paciente esquizofrénico, debe de tener como premisa el análisis histórico de un proceso que ha excluido de la sociedad a este tipo de enfermos. Llevándonos a contemplar el fenómeno en toda su dimensión, favoreciendo parámetros para comprender los orígenes y los elementos que han cambiado para modificar la historia de estos pacientes.

Hoy en día existe una distancia entre la “comprensión” científica de la Esquizofrenia y la opinión popular, la cual sostiene aún, la idea “de que las enfermedades físicas serán naturales y las mentales sobrenaturales”. La historia de la psiquiatría, hasta ahora, es todavía muy intelectualizada como para poderle dar la viveza y el carácter contradictorio que siempre manifiesta el folklor. La enfermedad mental carece de indicadores objetivos, coherentes, contundentes y firmes. En otras palabras, el problema es que la enfermedad mental y específicamente la esquizofrenia, parecería una enfermedad prácticamente etérea al entendimiento popular

El origen histórico del estigma, podría ubicarse en la Edad Media y verse relacionado con el miedo de lo demoníaco, exaltándose así y a través de la problemática del pecado y del mal, el impulso de esta atmósfera en la cual se colocó al “loco”. Lo demoníaco es una realidad que impresiona particularmente a la fantasía popular y condiciona su comportamiento. Además esa temática hecha propia por el cristianismo, para debilitar el pecado, aparecería justificada por la Autoridad cuyo poder magisterial debe seguir el cristiano. Así es como la superstición y las ideas populares se entrecruzan con otros elementos tales como las creencias espirituales de la Iglesia. En esta época, el enfermo mental era acusado de brujería y era considerado culpable de los trastornos de todo tipo, expresiones terrenas del mal, máscaras del demonio, que deben de ser eliminados en nombre de la verdad y de la justicia. Como dice Zilboorg; “no todas las personas acusadas de brujería eran enfermos mentales, pero casi todos los enfermos mentales era considerados brujos, magos o posesos… el numero de brujas era elevado porque incluía a los locos”.

La esquizofrenia es la enfermedad evaluada más negativamente. Considerando el enorme desconocimiento que existe respecto a la enfermedad y la proximidad en el índice de estigma respecto a otras enfermedades. Esto solamente indica que la evaluación se basa en nociones vagas asociadas a las representaciones o imágenes sociales que evocan los nombres de las enfermedades y no en un conocimiento ni siquiera aproximado a ellas.

La tecnología y la voracidad, prácticamente innata, del ser humano, han hecho que los medios de comunicación, se convirtieran en órganos de difusión, informativos e incluso educativos, extendiéndose en las más variadas expresiones como son el radio, la televisión, el cine, los periódicos, internet, etc. Logrando con esta cualidad, entregar a un número gigantesco de personas información, conceptos e incluso, estigmas.

A través de los medios de masas, nacidos con la nueva tecnología electrónica, las imágenes visuales y sonoras bombardean a las nuevas generaciones. Es por medio de ellas como se tiene acceso a una pseudorealidad o a una realidad recortada Es como dice McLuhan: “Los medios de comunicación, cambiando el entorno, hacen surgir en nosotros relaciones únicas de percepción sensorial. La extensión de un sentido cualquiera transforma nuestra manera de actuar, nuestra manera de percibir el mundo. Cuando cambian estas relaciones cambia el hombre”. Sería oportuna la realización de campañas a través de los medios de comunicación social o de masas y en el sistema educacional, donde se muestre la realidad de los pacientes esquizofrénicos estables o compensados. Una de las mejores alternativas para mitigar el estigma, podría ser el contacto con pacientes, tal ves no directamente, sino por medio de programas, reportajes o artículos de prensa.

A principios de los años ochenta y de manera más marcada en los años noventa, comenzó un aumento significativo en el interés de los medios de comunicación con respecto a las enfermedades mentales. Todo lo anterior resultando en una gran arma de dos filos, con visiones positivas y negativas. Los factores positivos son que, gracias a esto, son más las personas que no se apenan y admiten tener un familiar que padece una enfermedad mental, que es una condición de importancia y que es necesario y fundamental su tratamiento. Además, el interés de los medios de comunicación por las enfermedades mentales, ha hecho que algunas organizaciones no gubernamentales aboguen por la necesidad y trascendencia de que los medios, en general, actúen e informen de manera adecuada, responsable y veraz, sobre padecimientos psiquiátricos. En relación a este último punto, dichas organizaciones también incitan y alentan a los psiquiatras y en general a los dedicados a la salud mental, que se involucren con los medios y hagan a un lado la negativa de hacer declaraciones por miedo de que se malinterpreten o malutilicen sus palabras.

Desgraciadamente, el interés de los medios, no solamente lleva a cosas buenas, la parte negativa va en relación a alimentar la visión y concepción retorcida que se tiene sobre la enfermedad mental. Esto se observa claramente, cuando los abordajes mediáticos son parciales o tendenciosos, muchas veces por ignorancia o falta de asesoría de los redactores, escritores o mensajeros de la información, logrando, solamente, que conceptos como “el esquizofrénico es violento” se perpetúen.

Cuando en 1998, cuatro psiquiatras publicaron un estudio en el cual mostraban que 6 de cada 23 pacientes con esquizofrenia llevaban consigo armas durante los episodios de exacerbación, no se imaginaron la repercusión al presentar su estudio. Al día siguiente de haber aparecido en el Boletín de la Royal Collage Psychiatrist, los titulares del Sunday Express decían: "Armados y peligrosos: civiles en riesgo porque pacientes se escapan de la red de cuidado” Los periodistas del Sunday Express extrapolaron que 1250 pacientes con enfermedad mental en la comunidad llevaban armas y representaban “una seria amenaza para la seguridad pública”. Esto se basó en una cita de Zito, que aseguraba que 5000 pacientes esquizofrénicos en la comunidad, representaban un peligro para ellos mismos o para la comunidad.

Distorsiones de este tipo no son una sorpresa para los grupos de salud mental. Por ejemplo una organización llamada Focus on Mental Health, piensa que los pacientes psiquiátricos se enfrentan a términos crudos por parte de los medios, tales como “maniático”, “esquizo” y “saico", contribuyendo así con el estigma. Este manejo mediático, concluyó en que en Estados Unidos, la Unión Nacional de Periodistas, el Deparatmento de Salud y los laboratorios Lilly, formaran el Foro de Medios en Salud Mental, para luchar en contra de la inadecuada y poco equilibrada cobertura mediática de los trastornos psiquiátricos.

Por parte de estas organizaciones, como se comentaba anteriormente, se han realizado acciones para combatir las coberturas mediáticas injustas. Se realizó una encuesta de más de 2000 personas en Inglaterra, Estados Unidos y Francia, que con regularidad veían televisión o leían el periódico, para dilucidar el impacto que tenía en su vida, la cobertura de la salud mental por parte de los medios Casi tres cuartos de los encuestados pensaron que la cobertura había sido injusta, imparcial o negativa. Más aún, la mitad de ellos expresaron que estos reportajes habían tenido un efecto negativo sobre su salud mental, un tercio refiriéndose más ansiosos o “tristes” y el 22% se sintieron inhibidos. También los encuestados votaron que el periódico The Sun tenía la peor cobertura sobre temas de salud mental.

Uno de los principales problemas es que los medios presentan al paciente psiquiátrico y en específico al paciente esquizofrénico, como peligrosas bombas de tiempo a punto de explotar, cuando la realidad es otra. Recordemos que el 95% de los homicidios los cometen personas sin una enfermedad mental y que los pacientes psiquiátricos corren más riesgo dañándose ellos mismos que a otros. Por ejemplo; en enero de 1999, el British Journal of Psychiatry mostró que la proporción de homicidios cometidos por personas con una enfermedad mental, había disminuido desde 1957, un 3% cada año. Este hecho fue ignorado por todos los periódicos.

Un punto importante es que no existen suficientes representantes de la Salud Mental en los medios de comunicación. Es como cuando un avión se estrella y se mueren todos los tripulantes, un vocero de la aerolínea, aparecería de inmediato explicando lo excepcional y raro de este accidente y lo seguro que es volar. Sin embargo cuando un paciente psiquiátrico mata a alguien, no existe una organización que explique lo excepcional y raro de este hecho.

Los representantes de los medios no explican el por qué se utilizan palabras tales como “Saicos” y “Locos” en las historias mediáticas, mientras que si explican el por qué se le brinda una cobertura masiva a tópicos sobre “el cuidado de la comunidad”. Existen declaraciones de algunos directivos de medios escritos y televisivos, los cuales comentan que la relevancia de cubrir diversos temas de salud mental va más encaminada en “hacer sentir a la gente que entendemos sus miedos” Por ejemplo; cuando se dio el caso en Estados Unidos del asesinato de Jonathan Zito a manos de Christopher Clunis un paciente esquizofrénico, Steve Hewlett, director de programas en “Carlton Television”, explicó que esta noticia despertó “miedo en el público” y que la “postura de los medios” debería de ser la de “entendemos sus miedos y sabemos que hay locos en las calles con machetes y haremos las campañas necesarias para cambiar las cosas por su bien”. Esto es un claro ejemplo del enfoque erróneo ante las situaciones de salud mental y específicamente ante padecimientos como la Esquizofrenia.
En muchas ocasiones las expresiones artísticas tales como el cine, la literatura y la música son vistas como medios de comunicación. Lo que podría ubicarlos en una posición potencialmente informativa con respecto a la enfermedad mental. Habrá que revisar el interés y encanto, que desde sus comienzos, se ha visto en el cine por la psiquiatría y las enfermedades mentales o la fascinación de la literatura por estos temas. Al igual que en los puntos tratados anteriormente, existe la posibilidad de que esto afiance o derrumbe los estigmas. Por ejemplo; el 90% de las personas que tiene un familiar con diagnóstico de esquizofrenia, consideran que el abordaje de la enfermedad mental en las películas, es inadecuado, tendencioso y erróneo. Por otro lado, escritores como Goethe, Dostoievski, Woolf, Elliot y en Latinoamérica Cortazar y Dalton, dan un enfoque, si no informativo, por lo menos empático, en los que respecta a la enfermedad mental. Para ilustrar lo antes dicho a continuación cito el poema Los Locos escrito por Roque Dalton, escritor salvadoreño que logra mimetizarse y empatizar con el enfermo mental.

LOS LOCOS
A los locos no nos quedan bien los nombres.
Los demás seres
llevan sus nombres como vestidos nuevos,
los balbucean al fundar amigos,
los hacen imprimir en tarjetitas blancas
que luego van de mana en mano
con la alegría de las cosas simples.
Y qué alegría muestran los Alfredos, los Antonios,
los pobres Juanes y los taciturnos Sergios,
los Alejandros con olor a mar!
Todos extienden, desde la misma garganta con que cantan
sus nombres envidiables como banderas bélicas,
tus nombres que se quedan en la tierra sonando
aunque ellos con sus huesos se vayan a la sombra.
Pero los locos, ay señor, los locos
que de tanto olvidar nos asfixiamos,
los pobres locos que hasta la risa confundimos
y a quienes la alegría se nos llena de lágrimas,
cómo vamos a andar con los nombres a rastras,
cuidándolos,
puliéndolos como mínimos animales de plata,
viendo con estos ojos que ni el sueño somete
que no se pierdan entre el polvo que nos halaga y odia?
Los locos no podemos anhelar que nos nombren
porque también lo olvidaremos.

La postura real de los medios, sobretodo cuando existe una noticia sensacionalista relacionada, sería la de, en primer lugar, asesorarse con profesionales de la salud mental para dirigir de manera real y no alarmista la noticia. Por otro lado llama la atención que solo cuando existe una noticia de este tipo, la prensa se hace presente. Siendo que debería de avocarse a estos temas para la educación y prevención de padecimientos psiquiátricos, como se hace en otros campos de la medicina. Existen programas de televisión y difusión en la prensa sobre temas tales como diabetes, hipertensión, accidentes etc. Enfocándose a la prevención, al diagnóstico oportuno, al cuidado del enfermo y a la familia del mismo. Sin embargo, muy poco o nada, se habla de padecimientos psiquiátricos. Logrando solamente que el estigma crezca y que cuando una familia se enfrenta a que un miembro padezca por ejemplo; Esquizofrenia, no sepa que esperar, dónde y cómo tratarlo o cuáles son los datos de alarma.
En conclusión podremos decir que la visión de los medios de comunicación con respecto a los pacientes esquizofrénicos, le da a estos pacientes un significado de negatividad total, extendida a toda la personalidad, la cual se encuentra representada precisamente por una extensión indebida del concepto de enfermedad social. Afirmar que todo producto de la personalidad del esquizofrénico es negativo, representa un error. La norma del comportamiento social sobre la cual se funda históricamente el binomio “locura-normalidad”, se extiende a todas las manifestaciones del hombre. Las leyes sociales y los medios de comunicación, los cuales tienden a regular el comportamiento del socius con el fin de obtener un equilibrio que permita la “buena convivencia”, han separado históricamente al enfermo mental y particularmente al esquizofrénico, en el plano de esa normalidad social. Es triste ver, aunque sea humano, que el revalorar socialmente al esquizofrénico sea un proceso tan lento como para dejar todavía sin resolver el problema en nuestros días.
Para cambiar este escenario, los medio de comunicación deberán al mismo tiempo que se revalore socialmente al paciente con esquizofrenia, se conciba y aborde desde una dimensión médica, lo que quiere decir es que sea desde un interés alejado de todo esquema preconcebido y clasificatorio, viéndolo como un individuo. Dejando las especulaciones a un lado y darle al paciente un espacio que permita su expresión. Hasta hoy el paciente con esquizofrenia ha sido juzgado pero muy poco comprendido. Juzgar presupone una teoría justificativa social, y la razón es muy hábil para encontrar estas justificaciones, que a veces se convierten en deberes morales o deseos divinos. Esto sólo se logrará eliminando la ignorancia, el miedo y la hostilidad, por medio de información formal, ánimo sereno y campañas para evitar la discriminación.

Se propone que los profesionales de la salud mental, los pacientes, familiares y organizaciones trabajen conjuntamente y se apoyen con los medios de comunicación. Dejar muy claro a los responsables en la comunicación y específicamente a los periodistas, que ya no hay cabida para los temas sensacionalistas y discriminatorios. Por medio de la realización y revisión de Códigos Deontológicos Profesionales y sistemas de vigilancia. Desde finales de los años noventa, la Asociación Psiquiátrica Mundial organizó reuniones con miembros de los medios de comunicación más importantes, sociólogos, antropólogos y psiquiatras para combatir la estigmatización de la esquizofrenia. Lográndose poner en práctica una serie de medidas organizacionales, de grupos de autoayuda y de los mismos enfermos para dicho fin. Estas medidas ya se han iniciado en varios países y los resultados han sido variados, ya que permanece y persiste la concepción mediática de un abordaje amarillista en los temas relacionados con la salud mental y puntualmente con la esquizofrenia.
El comprender presupone una planificación y una estructuración para que los medios de comunicación, cuando aborden un tema sobre la salud mental, tengan en el centro al paciente que se expresa de diversas maneras, por cualquier vía, y comunica su interior, a si mismo y a su mundo. Plantear hoy el problema del paciente con Esquizofrenia, significa suspender todo estigma e intensificar la mejoría de sus situación social. Esto quiere decir también, acallar las tesis de la no existencia de las enfermedades mentales y de su resultado como expresión político-económica de una clase. Todo esto entra dentro de la tradición histórica de las concepciones de la locura que alternativamente han exaltado o detestado a los enfermos.

41 AÑOS DEL FRAY BERNARDINO


Mil novecientos sesenta y siete comienza un frío domingo. Declarado por la ONU como el año internacional del turista, este año vio ante sus ojos un sinfín de acontecimientos que marcaron las bases para un futuro que le urgía nacer.
Curiosamente, para los efectos que hoy nos involucran, 1967 fue el año en el que el movimiento “hippie” utilizó el estandarte de la psicodelia, término acuñado por el psiquiatra británico Humphry Osmond 20 años antes y que significa “que manifiesta el alma”.
En el mundo sucedían extraordinarios eventos. EE. UU., la URSS y el Reino Unido firman el Tratado del Expacio Exterior.
En Bolivia se promulga la Constitución. En Nicaragua, el general Somoza asume el poder en elecciones fraudulentas. La Comunidad Europea inicia el desarrollo normativo sobre el IVA. China envía tres divisiones del Ejército Popular de Liberación al Tíbet. El fiscal de distrito Jim Garrison declara que el asesinato de John F. Kennedy fue planeado en Nueva Orleans, y que en poco tiempo él podrá resolverlo. El líder sindical, Jimmy Hoffa empieza su sentencia de ocho años por intentar sobornar a un jurado. En San Francisco, 10.000 personas marchan contra la Guerra de Vietnam. Muhammad Alí se rehúsa a ir al servicio militar. Fidel Catro anuncia que la propiedad intelectual pertenece al pueblo, y que Cuba traducirá y publicará literatura técnica sin pagar derechos. En Las Vegas se casan Elvis Presley y Priscilla Beaulieu. En India el Dr. Zakir Hussain es el primer musulmán que se convierte en presidente. Biafra, en Nigeria oriental, anuncia su independencia. The Beatles lanzan al mercado el disco Sgt. Peppers Lonely Hearts Band. Asesinan al Che Guevara en La Higuera, Bolivia, donde estaba asentada su guerrilla. También fallecen Violeta Parra y John Coltrane. Gabriel García Márquez publica Cien Años de Soledad. Nacen en ese año Kurt Cobain, Noel Gallagher, Nicole Kidman, Pamela Anderson y
El Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez.
Plantearnos el lugar que tiene hoy el Hospital Psiquiátrico, es dirigir la mirada sobre el sentido de nuestra acción clínica y prever las variables históricas discursivas, ambientales, de recursos y eficacia comunitaria. Es interrogar el malestar de nuestra época, de la que no escapa la institución psiquiátrica, que se ve obligada a responder sincrónicamente a los cambios que le demanda el marco sociocultural en el cual se encuentra inmersa.
El Hospital Psiquiátrico es un recurso genuino que la comunidad posee en cuestiones de Salud Mental, en un momento en que todo aparece y parece degradado. La institución ofrece a estos pacientes los lugares necesarios para desplegar lo dramático de su existencia, encontrando en ese contexto a los profesionales dispuestos a acompañarlos con el cuerpo y la palabra en el lugar donde conviven con sus pesadillas, sus vacíos y sus horrores.
En la vertiente de los mitos sobre los orígenes y una manera de resolver sus contradicciones intervendremos sobre la creencia en el hospital psiquiátrico como asilo, depósito, hospicio o manicomio, por el de simplemente hospital, lo cual implica intervenciones diferentes: un ida y vuelta entre la sociedad y la institución.
Si tomamos la variable del mito como creencias que otorgan posiciones y roles fijos entre sus miembros: intervendremos sobre la creencia de su personal trabajando por amor y vocación ante la adversidad del medio y de los factores socio económico, diferenciando así el recurso económico del recurso humano, el cual sí está presente de manera eficaz y reconocida por la comunidad en un alto y variado nivel de formación, capacitación y producción científica y que aparece devaluado imaginariamente y no así en los hechos.
Los recursos humanos constituyen un costado fuerte en toda institución que encauzado en su deseo y responsabilidad ha realizado transformaciones en lo material y humano Intervenir con la palabra como instrumento, y el acto como consecuencia. significa despojarnos de la ingenuidad de abandonarnos a la utopía de un hospital modelo, ideal para modelar con nuestra presencia las posibilidades de avance y cambio de posición del hospital actual en la comunidad. Contra lo adverso e incontrolable del peso de la historia reforzar los aspectos de la identidad profesional e institucional.
Nadie llega a convertirse en humano si está solo: nos hacemos humanos los unos a los otros. Es en los ojos de nuestros semejantes donde leemos la humanidad, en los ojos de quienes nos prestan atención. Es una mirada de amor, de preocupación, reproche o reprobación: pero siempre es una mirada llena de significado que nos dice el lugar que tenemos para el otro.
Hoy, 1967 parece lejano y parecería que gran parte de lo generado en esa época no prosperó y se perdió en el sueño. Pero curiosamente, el Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Álvarez” continua siendo el único estandarte de psicodelia que queda de ese año, porque es ahí, donde definitivamente se manifiesta el alma.
"...hemos sostenido con la enfermedad mental una relación profunda, ética, quizá difícil de formular para nosotros mismos, pero impenetrable para cualquier otro, y en el cual hemos sentido el mayor de los peligros, y acaso nuestra verdad mas próxima. No se dirá que hemos estado a distancia de la locura, sino en la distancia de la locura (...). Y aquello que para nosotros hoy designa al Exterior un día acaso llegue a designarnos a nosotros”.
Michele Foucault

PARA EL RESIDENTE DE PSIQUIATRIA:

“El valor de un hombre debe ser medido
Por lo que da, no por lo que obtiene.”
ALBERT EINSTEIN
El ejercicio médico es cambiante, según la influencia personal que le imprimimos según las experiencias vividas. Con el paso de los años, se acumulan vivencias que nacen de la vida misma y otras que nos enriquecen a través de la educación y la preparación profesional. Las experiencias modifican los conceptos, nuestras reacciones y actitudes, marcando las diferentes etapas de nuestro desarrollo.
Enumerar las cualidades del médico nos remonta a William Osler, quien esgrime que “equilibrio, la imparcialidad, y la sabiduría, son los pilares que habrán de sostener la vocación, apoyándonos en las habilidades y destrezas”. Si sostenemos que la vocación es nuestro ejercicio, sabemos que cada día se ve más expuesto a desviaciones de su concepción original. Es muy fácil olvidar los principios fundamentales que deben ser el paradigma en nuestro actuar. No se puede concebir que un médico sea solamente técnico, mero aplicador del conocimiento, requiere de un profundo sentido del humanismo y, sobre todo, de gran capacidad de decisión frente a las distintas situaciones que se van presentando. Es necesario e incluso obligatorio ser profesionales, responsables, íntegros, con sólida formación científica y técnica, así como tener un irrenunciable compromiso con la vocación de servir, y con el objetivo de tratar de lograr la salud y el bienestar de nuestros pacientes y de la comunidad.
Se necesita de médicos que no solamente sepan curar “una enfermedad”, sino que sepan que es mejor curar a la persona enferma; que sean conscientes del valor de la vida y de su trabajo. Eso es el verdadero sentido de su vocación de médicos.
Aquí me surge la duda sobre la posibilidad y la tangible realidad de favorecer el proceso de despersonalización, indiferencia y frialdad, desviando así la atención del objetivo primario. Con facilidad anteponemos nuestros intereses, navegando con la bandera de “buenos y preocupados médicos”, cuando lo único que buscamos es nuestra preeminencia.
Vivimos en un mundo deshumanizado y nuestra profesión tiene un componente humanista fundamental que, de no cumplirse, deja de ser medicina humana, para convertirse en una veterinaria avanzada. La medicina tiene un componente de responsabilidad fundamental; los médicos, caminamos múltiples senderos para encontrar nuevas soluciones, y de esta manera, ayudar a nuestros semejantes.
El comportamiento del médico debe ser manifestación de su forma de ser; y superar a lo que le digan que deba ser o hacer. Su formación implica superación en lo cognoscitivo, en las destrezas, en su actitud. Son los resultados los que miden la capacidad de una persona, y no sus intenciones o sus proyectos; y, parte de la felicidad de un médico, es saberse capaz de solucionar los problemas que son motivo de su profesión. La principal obligación ética del médico ante un enfermo es tener el interés serio de solucionarle su problema de salud. Todo médico tiene limitaciones en conocimientos y en capacidad resolutiva, pero como profesionales se nos pide que seamos conscientes de ellas; nadie está obligado a ser un experto en todas las áreas o especialidades; ni es lógico pensar que así sea.
Un médico satisfecho en sus necesidades personales mantendrá una actitud positiva que lo beneficiará en sus expectativas profesionales, hecho que se verá reflejado en resultados positivos con los enfermos. Es obligación de los médicos promover en los que van a engrosar nuestra profesión que tengan la educación y calidad humana para engrandecerla y para que definitivamente no la denigren. Parte de la educación del médico en formación, es la aceptación del orden y la subordinación en el trabajo como algo natural y necesario, conscientes que solo teniendo como base la disciplina pueden construirse resultados exitosos.
El médico tiene una sensibilidad de servicio y por las características eminentemente humanas de profesión, una intervención muy importante en la educación dentro del área de la medicina, ya sea en escuelas, universidades u hospitales.
El médico no debe olvidar que es un paciente en potencia, además de cobrar conciencia de que es indispensable invertir en capital humano. Quién tenga interés por la superación profesional, nunca será una persona que se manifieste con vulgaridad y siempre tratara de huir de la mediocridad.
Deben de entender que un día se dormiran residentes y despertarán psiquiatras. No pueden distraer su atención en objetivos huecos, la realidad es muy diferente y no se puede seguir actuando el enojo. Hoy terminó el ayer y el futuro es algo cierto y brilla frente a ustedes
.

BLUES

La oscuridad primero,
después siluetas,
ruido de vasos y bocanadas;
elementos benditos;
caldo primigenio de un sonido.
Una llamarada de luz verde nos estalla en la sonrisa
al tiempo que se nos abre el cielo en Sol mayor.
Y sé que me existen los siglos de una raza en la piel,
una raza ajena pero mía,
mía pero antigua,
antigua pero al instante.
De un espacio donde el canto era el arma y el sustento,
donde el ritmo era la herramienta y el motivo.
Perfección de segundos acumulados,
suspiro de instrumentos
e improvisación de gestos.
Y solo en ese momento,
el dolor es llamado por su verdadero nombre
y los hombros,
las caderas
y las lágrimas
toman sentido, todo el sentido del mundo.

Se que vas a quemarme en el último grito
mientras me cambio el nombre por uno más sencillo,
más simple,
ajeno pero mío,
mío pero antiguo,
antiguo pero al instante,
un nombre que cabe en doce barras y en rimas simples.
Se que vas a dormir con cualquiera
pero en mi piensas,
lo sé,
lo reconozco en tu llanto solitario.
Me miras de frente y me escupes la verdad con un redoble,
un respiro
o un encuentro.
Es curioso el “todo o nada” en el que naces,
eterno subterfugio de silencios,
donde el caos se armoniza
sin perder su agonía
o su cálido estado de albedrío.

Tu nombre de color, tus pesadillas,
tus sueños alcanzados y olvidados,
tu piel de invisibles tegumentos,
tus viajes sin irse a ningún lado.
Tu estrella fugaz, tu purgatorio,
tu mirada agridulce y taciturna,
tu paso firme y decisivo,
tu cabello de hilillos enredados.
Tu boca, tus manos, tus desplantes,
tus aires de grandezas humilladas,
tu hermosa nevada en primavera,
tus garras, tu flor y tu escopeta.

Hiérveme la sangre de repente
y sírvete mi corazón a cucharadas,
nada queda ya en este encuentro precedido por un cambio de cadencia.
Explotan los aplausos y yo callo,
mirando de reojo en la botella,
sabiendo que vives cuando escucho,
sabiendo escucho porque existes.

ABURRIDO


¡Cómo hay días que son lentos! Donde nada pareciera suceder. Me encantaría ser de esos que encuentran fascinante buscar rimas para un poema, ser uno de esos que saben tocar el piano o de esos que aprecian la podredumbre del aburrimiento. Tal vez si súbitamente me transformara en una colilla de cigarro y en la calle quedara a merced del viento que provocan los autos, o me convirtiera en un lápiz y me mantuviera a la expectante emoción que causa las posibilidad de escribir algo sobre un rengloncito azul de mi cuaderno. ¡Cómo hay días que no son más que un cúmulo debilitado de segundos¡ ¿Por qué no me hipnotizan los descoordinados acordes del organillero o aprecio la simpleza de un aguacero en el rostro? Las líneas del silencio son heladas, sobretodo cuando es un silencio compuesto de millones de sonidos, son solamente ruidos que no me confortan. ¡Qué demonios hago sonriéndole al vecino! ¿Por qué se posó esa estúpida sonrisa en el centro de mi rostro? Tengo náuseas y tengo muy poco que decir. Hace tanto frío y tan poco tiempo, que miro expectante el segundero, como quien apuesta en una carrera de ratas y se emociona al perder. No me importarían un par de terremotos o un huracán, pero nada ¡Maldito clima, malditas placas tectónicas! Nada es capaz de quitarle lo enajenado y perplejo al inconsciente colectivo. Marchan sin rumbo. Un nocivo marabunta de hormigas bípedas siguiendo el rastro de su ácido fórnico. ¡Cómo hay días torpes, inútiles! Añoro lo solazado del ayer y lo elegante del mañana, pero hoy, mi hoy, este hoy es pobre. Deseo con ansias verlo agonizar a las once cincuenta y nueve de la noche, verlo caer y quemarse como una Juana de Arco. Eso me mantiene despierto, dormir no es una opción, dormir es no mirar las cosas de frente, es refugiarse en símbolos. Yo prefiero mantenerme sangrando de frío y lluvia. ¡Cómo hay días que son lentos!