Conjuro


Por la naturaleza voayerista de la hormiga, por la resignación que hace volar a tanto colibrí, por lo más pragmático de una piedra y una liga, suprimo la razón ante el silencio que derramas en mi.
Yo hijo del azar, te condeno a ti, mujer de luz, a protagonizar mi historia, el arco y la voz. Soy gigante y soy molino, soy la lanza y soy la cruz. Eres felicidad en el surrealismo entre los dos.
¿Para qué el separar al canto en trova y animal? ¿Para qué el categorizar las mañanas, los perdones y el sol? Es casi como pensarte y no pensarte entre sal, casi, casi como amarte amarrarte y darle fuego al alcohol.
¡Cómo quema, la palabra del poema que me escribes con lenguas de marfil¡ ¡Cómo pesa, en mi espalda esta presa que he cazado con lenguas del edén! Bajo laicas vainillas del abril la serpiente se incluye ahí también.

Barco Hundido

Vas atado al teclado lado a lado del mar martes muertos de martes, fuiste el martes pasado por alto y altar, barco hundido por partes y no partes de tu mundo-naufragio, pobre capitán. Surgen de la pantalla ya llameantes de miel, tus furiosas vocales. Quien otorga no calla llama y llama por él, el que elige señales y no vales en mi esquema de plagio terminado al fin. Espiral sin destino por un solo de blues busco oliendo a taberna. Por tu oreja camino y no es marzo y hay luz, pero voy sin linterna y es eterna tu lealtad al presagio de tu propio fin.

La Noche-Serpiente

La noche-serpiente, sorprendentemente extraña a mi, me recordó que la muerte, arrancando su suerte, por fin decidió cambiar de piel, destruyendo lo que queda de él. Llegó de repente, inmediatamente después de ti, la luz del cansado marzo, cambiando el jade por cuarzo. Y así he continuado soñándote: terciopelo y tú bañándote.

Hay quien dice que no hay que creerle al sueño más vivo del ocaso. ¿Acaso tú crees que no me duele cuando me suele pertenecer?

De estructura deformada y acierto aterrador, visita inesperada, el sueño me llegó.

Mi cuerpo y su mente, frecuentemente se van de aquí, a jardines de arcilla, soneto y manzanilla. Así le dio a mi mundo por nacer, en seis sueños y un amanecer.

Hay quien dice que no hay que creerle al sueño más vivo del ocaso. ¿Acaso tú crees que no me duele cuando me suele pertenecer?

De estructura deformada y acierto aterrador, visita inesperada, el sueño me llegó.

Veinte desiertos me obligaron a gritar lo que en la lluvia nos forzamos a callar. Como la larga espera de que llegue la llamada o como todos le tememos a la nada. No creo en verdad que ni Silvio, ni Pablo, entiendan lo que escribo canto o hablo, porque al fin de cuentas soy, lo que sueñas hoy.

¿Para Qué?

¿Para qué voy a amarte,
si voy a amarte de veras?
si tu música de esferas
se va de un tiempo a esta parte.
Al arte de creer en todo
le llamaré creer en nada,
si tu olor de piel mojada
se va a ir de cualquier modo.

¿Para qué la distancia
si el universo es finíto?
Aunque sea poco a poquito
o dicho con elegancia,
la asonancia no es la rima,
es un suicidio asistido,
un engaño en el oído,
un fracaso en la cima.

El Dolor No Se Negocia

El dolor no se negocia, el dolor se da.
Así, como quien da una limosna.
El dolor camina lento junto a los gatos,
le gusta visitar las fachadas y los techos grises,
bebe junto a uno sin hacerle demasiado caso,
sin llanto,
sin nada.
El dolor es d’este tango,

es cualquier tango
y este tango no es más que una prostituta demasiado cara
y sin embargo esta noche ‘toy dispuesto a pagarla.
El dolor no se negocia,
el dolor te lo doy gratis.

Vida/Muerte

No se si haya vida después de la muerte; es más, no se si hay vida antes de la muerte.
Lo que definitivamente no me interesa, es la muerte durante la vida.

10 Años Sin George Harrison

A los 33 1/3, hace no mucho en un lugar de Inglaterra, me fui a escuchar el sonido electrónico y la música del muro maravilloso. Ahi me lavaron el cerébro pero, ya sabes, todas las cosas deben pasar y me monté en mi caballo negro a vivir en el mundo material. Llegué a la novena nube, esa, la que tiene una textura extra. Me senté en la orilla recordando que me aterran las alturas. A mi lado se sentó el silencioso y me dijo: "Eres un viajero". En ese momento lo entendí todo y le pregunté: "¿Si regresaras de la muerte, desafiando todas las posibilidades, desafiando tus propias plegarias, tus propios dioses?" Él, acomodándose el cabello por detrás de la oreja, me aseguró: "Hacer eso, es la duración de las cosas que pasan rápidamente, recuerda: eres un viajero". Terminando de decir esto, un escalofriante acorde de Mi se lo llevó de nuevo.

Deseo Poco

Una vida tradicional y monógama conducirá a la insatisfacción, pero lo mismo ocurre con una existencia promiscua y poligámica. Las ilusiones románticas parecen conducir a un proyecto que acaba convirtiéndose en rutina, mientras que los nuevos usos que eluden el matrimonio, parecen abocar a una falta de proyecto concreto y a la soledad. Se desea lo que no se consigue y cuando se alcanza, el deseo desaparece. Entonces, el amor, por su naturaleza, será en si mismo, excluyente. Como diría Proust: "´Sólo se ama, lo que no se posee por entero". Por eso yo deseo pocas cosas y lo que deseo, lo deseo poco.

Cualquier Camino

“Cuando no sabes a dónde vas, cualquier camino te lleva ahí”
Proverbio del Corán
En el pensamiento psiquiátrico actual, se tiende a responsabilizar a las corrientes psicodinámicas, de un supuesto “freno” que sufrió el avance e investigación de la psiquiatría como disciplina. Esta tendencia ha causado un daño en dirección opuesta que resulta en la deshumanización y el concretismo de la que se intentaba “rescatar”.
Cada enfermo es único en sus particularidades e individualidades, por lo que su abordaje y tratamiento no son estandarizables. En la mayoría de los casos, nos encontramos que el abordaje y tratamiento de una persona, solamente le funciona a él. Si la clínica se compone de la observación detallada de un paciente, la reflexión de lo que vemos y la conclusión que obtenemos, la visión psicodinámica es el complemento perfecto para estos componentes.
De nada le sirve al psiquiatra, ser exclusivamente un “acumulador” de información, de conocimiento y de investigaciones que solamente abren hipótesis, o que, en muchos casos, son solamente modas. Subrayo la palabra “exclusivamente” para hacer notar que en definitiva es importante tener conocimientos, pero de ninguna manera, lo es todo. Hemos ido dejando de lado el hecho de que estamos inmersos en una relación empática con otra persona, y que dicha relación es única, bidireccional e intransferible. Bajo el principio de que no hay dos pacientes iguales, obtendremos que tampoco hay dos médicos iguales. Esto nos obliga a saber, pero sobretodo, nos obliga a ser. El saber está en los libros y los artículos y se consigue fácilmente, pero el ser está en los pacientes, en la vida y en la cultura. Un psiquiatra que no “vive la vida”, que no atiende pacientes o que no tiene cultura, será un psiquiatra mediocre. Haciendo un breve paréntesis; habríamos de cuestionarnos si todo esto no es una carencia en toda la formación médica y no es, particularmente, una crisis en la psiquiatría. Pero creo que eso es otro tema de reflexión.
El verdadero quehacer psiquiátrico está en atender y entender, más que en curar. Son las crisis vitales las que llevan al mayor número de personas, a buscar ayuda psiquiátrica. El psiquiatra que no enfrenta estos problemas con una postura filosófica, humanista y más aún bajo un contexto vivencial y vincular, estará en problemas a la hora del tratamiento.
La critica que con mayor frecuencia se le hace la las corrientes, o pensamientos psicodinámicos, es su “imprecisión” o que están sustentados en “reflexiones filosóficas” y no en algo “tangible”. Esta crítica se basa en un tremendo error y ese error es creer que el pensamiento psicodinámico es una ley inamovible e incuestionable. La realidad es que el pensamiento psicodinámico (con todas y cada una de las corrientes que se quieran incluir aquí) son maneras de explicar o entender las cosas que vemos en la clínica. Lo que veo, siento y concluyo de una persona a la que estoy atendiendo, lo englobo en un constructo teórico que me ayuda a entender al otro y a mi mismo, logrando así particularizar el abordaje y tratamiento de esa persona.
No dudo que existen y existirán muchas otras maneras de explicar o entender las cosas que vemos en la clínica, pero lo que es un hecho es que el pensamiento psicodinámico es uno de los más sistematizados y uno de los más tangibles en la práctica. Si todo esto es así, ¿por qué no lo seguimos? La respuesta es sencilla pero triste; porque el pensamiento psicodinámico implica verse, reconocerse y tolerarse a uno mismo y sólo así, vemos, reconocemos y toleramos al otro, bajo ese principio, poco están dispuestos. Antes el psiquiatra veía al paciente a través de sus ojos, ahora parece que ve al paciente para no verse el mismo. Tal vez la razón se encuentre en que el pensamiento psicodinámico nos obliga a retomar los conceptos de Motivación, de Inconsciente y de una serie de Principios reguladores que nos permiten enfrentar la realidad; conceptos que muchos descalifican sin conocer.
Si es que alguien decide ser un psiquiatra “acumulador” de información, un psiquiatra preocupado en el saber exclusivamente, será un quitador de síntomas, probablemente muy bueno eso si, pero una persona en crisis o con un padecimiento, no es un cúmulo de síntomas. Entonces su terapéutica será insuficiente. Pero, si nuestro camino en la psiquiatría es entender al otro para ayudarle, así sea solamente con un tratamiento farmacológico o solamente psicoterapéutico o ambos, sigamos el camino del ser. Además es evidente y contundente que este pensamiento, ampliará, simplificará y hará más real, nuestro concepto de lo normal y de lo patológico.
Me gustaría finalizar con un fragmento de la obra de Franz Kafka: “Qué tristemente escaso es el conocimiento de mi mismo comparado, digamos, con el que tengo de mi habitación... No existe una observación del mundo interior como la hay del exterior”. Comencemos entonces a retomar lo fundamental, el autoconocimiento, la cultura y el pensamiento psicodinámico, para intentar siquiera, entender un poco a los demás.

El Rebelde

El Rebelde actúa convencido de tener la razón, y la Rebeldía no es más que el acto previo a su libertad. Si a la Rebeldía no la sigue la creación de algo mejor, la Rebeldía resulta en una actitud estéril y el Rebelde pierde sentido.

Cazadora

Llegas cazadora de frente. Llegas sin tu arco, sin mira, sin prisa, sin presa. Llegas inocente. Tu objetivo te elige, te mira, se caza y te deja libre de culpa. Eres la mejor cazadora, la que devora y bebe sangre sin mancharse nunca. Soy la peor presa, la que se deja devorar y beber la sangre manchándose siempre. Es muy tarde ya para negar mis heridas, para negar que estoy muerto. Es muy tarde ya, y en lugar de pedir clemencia, no paro de alegrarme e incluso te agradezco. Te vas cazadora, sin arco, sin mira, sin prisa, inocente y sin mi.