MITO Y REALIDAD

Mircea Eliade nos habla en este libro del desarrollo del mito durante la historia del hombre y de la forma en que, en este siglo, se está intentando volver a recuperar el valor que tenía en las sociedades arcaicas como historia verdadera, sagrada, ejemplar y significativa.
Tradición sagrada o ficción
En un primer momento, Mircea Eliade constata que, desde hace más de medio siglo, se ha producido un cambio fundamental en lo que respecta a la forma de abordar la problemática de los mitos por parte de los estudiosos:
En vez de tratar, como sus predecesores, el mito en la acepción usual del término, es decir, en cuanto «fábula», «invención», «ficción», le han aceptado tal como le comprendían las sociedades arcaicas, en las que el mito designa, por el contrario, una «historia verdadera», y lo que es más, una historia de inapreciable valor, porque es sagrada, ejemplar y significativa.
En su opinión, este cambio está provocando hoy en día muchas confusiones porque se está utilizando en sus dos sentidos: como ficción o ilusión y también como tradición sagrada. Mircea Eliade, en concreto, dirigirá su investigación hacia las sociedades arcaicas y tradicionales en las que el mito está aún vivo y propone modelos de conducta humana que dan valor a la existencia humana.
Sugiere Eliade que el recorrido adecuado para el estudio del mito debería empezar por el análisis del mito en las sociedades arcaicas y tradicionales porque reflejan aún un estado primordial y porque en estos pueblos los mitos están aún vivos y fundamentan y justifican todo el comportamiento y la actividad del hombre.
En la dinámica ritual, la sociedad primitiva trata de dotar de sentido a todos sus actos y también a la propia estructuración social, económica y política; lo que le va a permitir, al mismo tiempo, mantener una estructuración simbólica consolidada que servirá de fundamento de conocimiento para el desarrollo posterior a nivel religioso, cultural y también mitológico.
La definición adecuada
La definición que le parece más adecuada (por ser la más amplia y menos imperfecta) a Mircea Eliade es la siguiente:
El mito cuenta una historia sagrada; relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los «comienzos» (…) Es, pues, siempre el relato de una «creación»: se narra cómo algo ha sido producido, ha comenzado a ser (…) En suma, los mitos describen las diversas, y a veces dramáticas, irrupciones de lo sagrado (o de lo «sobrenatural») en el Mundo.
Durante su exposición sobre el mito, Mircea Eliade recuerda que comprender la estructura y función de los mitos en las sociedades tradicionales no estriba sólo en dilucidar una etapa de la historia del pensamiento humano, sino también en comprender mejor una categoría de nuestros contemporáneos: es decir, que hoy en día, en su opinión, perdura el comportamiento mítico.
El mito básicamente cuenta una historia sagrada, relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial de los orígenes. El mito es, por consiguiente, una historia sagrada y verdadera. Por tanto, lo que ha sucedido en los orígenes es muy importante para comprender no sólo lo que es (lo que pasa actualmente) sino también lo que ha sido (lo que sucedió en el pasado).
Ésta puede ser la explicación, según Eliade, de la tendencia actual a retornar al origen, para lo cual se intenta reiterar su creación ejemplar a través de la ceremonia, anular el tiempo pasado y volver automáticamente a la génesis para empezar de nuevo y así repetir el proceso cíclicamente.
Es muy importante para el pensamiento mitológico el conocer los orígenes de la cosmogonía. Incluso para curar a un enfermo. Tal es así que en algunas tribus, para que el remedio sea eficaz es imprescindible que se conozca el origen de la enfermedad, de la pócima que va a tomar e incluso que se reciten sus orígenes en voz alta (es el prestigio mágico de los orígenes…).
El fin del mundo
El hombre arcaico piensa que el mundo debe ser renovado anualmente y esta renovación se opera con la cosmogonía y, por tanto, rememorando los mitos de origen del universo. Con respecto al fin del mundo, la mayoría de los mitos narran el Fin del Mundo pero pocos se refieren a un fin por venir.
Los mitos aztecas y los mitos americanos, por ejemplo, creen en una teoría cíclica (la catástrofe será seguida de una Nueva Creación). Otra idea presente en estos mitos es el retorno hacia atrás, paso a paso y no de un golpe al momento del origen, ya que se apoyan en la creencia de que para curarse de la acción del tiempo hay que volver hacia atrás y alcanzar el comienzo del mundo.
Mito y memoria
Resumiendo, desde la narración mitológica, tendríamos dos formas de recuperar el pasado:
- Con la reintegración rápida y directa a la situación primera.
- Con el retorno progresivo al origen desde el presente. En esta segunda idea aparece la anamnesis: recordar (entre los seguidores de Buddha se cree que aquel que conozca sus vidas anteriores se hace dueño de su historia).
Para entender la estructura del mito es también muy importante el tema de la memoria, que se sitúa en diferentes niveles:
- El que se refiere a los acontecimientos primordiales.
- La memoria de existencias anteriores.
- La anamnesis filosófica que consiste en recordar las verdades de las estructuras de lo real.
- La historiográfica: que rememora los acontecimientos míticos en las sociedades tradicionales. Rememoración de todo lo que ha sucedido en el tiempo histórico, en el Occidente moderno.
Nos habla Eliade de Homero y de algunos intentos de desmitificación. También de los Evangelios y de los problemas que existen para probar su historicidad. La novedad del cristianismo reside, desde su punto de vista, en que la encarnación se efectuó en un tiempo histórico y no en un tiempo cósmico. Conserva un comportamiento mítico: el tiempo litúrgico (circular), pero acepta, sin embargo, el tiempo lineal de la historia.
Los mitos no logran extirparse y perduran hoy en día y prueba de ello es el papel importante del origen cuando se hace una innovación. De esta manera enumera Eliade algunas nuevas formas de mitología, diferentes a las de las sociedades arcaicas pero que potencia la estructura mitológica.
Entre estas nuevas formas de mitología, habría que incluir a ideólogos como Marx, a diferentes mitos desarrollados desde los mass media y en la literatura, donde se establece una lucha total contra el tiempo. También el cuento repite el escenario iniciático porque recoge y prolonga la iniciación al nivel de lo imaginario.
Comentarios
Evidentemente, Mircea Eliade toma el camino correcto porque, por una parte, resulta lógico pensar que es en las sociedades arcaicas es donde pueden conocerse de forma más precisa cuáles son las raíces “profundas” del mito desde prácticamente su misma génesis. Por otra parte, porque creemos que es el sitio idóneo para observar la práctica diaria del mismo y comprobar en qué medida los rituales continúan vivos; justificando –a todos los niveles– los actos cotidianos de esos pueblos primitivos al tiempo que la estructura del mito se instala de forma dinámica y permanente en su memoria histórica.
Eliade, además, establecerá una diferencia muy importante entre el hombre moderno y el hombre arcaico. De esta forma, el hombre moderno se constituye por (o a través de) la Historia mientras que, de otro lado, estaría el hombre de las sociedades arcaicas que es el resultado de cierto número de acontecimientos míticos.
Entre ambos existirá una disparidad fundamental y es que mientras que el hombre moderno no está obligado a conocer la historia en su totalidad, el hombre de las sociedades arcaicas no sólo está obligado a rememorar la historia mítica de su tribu, sino que reactualiza periódicamente una gran parte de ella. Es aquí donde se nota la diferencia más importante entre el hombre de las sociedades arcaicas y el hombre moderno: la irreversibilidad de los acontecimientos, que, para este último, es la nota característica de la Historia, no constituye una evidencia para el primero.
Es muy importante, asimismo, fijarse en la confusión que provoca la utilización del término mito en dos sentidos distintos: como ficción o ilusión y también como tradición sagrada.

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