EXILIADO AL BLUES
E.P.
COMPONER Y
GRABAR
Para mí, componer canciones nunca
ha sido otra cosa más que un entretenimiento. Tomar la guitarra y decir “ahí
vamos de nuevo” y jugar con ella hasta que algo me gusta, es de las cosas que
más me divierten. Jamás he escrito una canción pensando que le va a gustar a
alguien o jamás he escrito una canción a petición de alguien y, aunque he
escrito muchas canciones para alguien, el único motivo para componerlas es que
no tengo otra herramienta más poderosa para expresarme que la música. La música
siempre ha sido directa, mágica y sincera.
Desde la primera canción que
compuse a los 13 años y las canciones que después compuse por años y años con
mi entrañable amigo y formidable poeta Óscar de Pablo, surgió en mí la
necesidad de grabarlas. Recuerdo que a los 14 o 15 años comencé a jugar con un
estéreo que tenían mis papás en su casa, esos que tenían doble cassette y te
permitían grabar en un canal y después al pasarlo a otro cassette para poder grabar
encima y así eternamente hasta que tenías una mezcla de miles de canales con la
peor calidad del mundo. Aun así, me recuerdo pasando horas frente a ese estéreo
tratando de hacer arreglos, componiendo “solos” y acompañamientos.
Por eso siempre he considerado
que las canciones que se componen tienen que ser grabadas. Más por un
ofrecimiento a la canción, que a una necesidad de difusión. La muestra está en
que la primera grabación que realicé “formalmente”, fue con mi banda El Refugio
a los 16 años. Aclaro que llamarle “banda” al Refugio, es una condescendencia,
porque estaba compuesta por David Arroyo en la batería, Óscar de Pablo cantaba
y yo en la guitarra y cantando. Nos gastamos un dineral en poder grabar “El Refugio.
Rica Comida para Llevar”, un conjunto de 13 canciones maquiladas en 100
cassettes (el CD era un lujo económicamente inalcanzable). Me recuerdo
escuchando esa grabación hasta memorizar los innumerables errores y fallas.
No tardamos mucho en componer
más, para grabar más. Como no pudimos costear otro lujoso estudio, la banda
decidió grabar un demo utilizando…si… un estéreo con dos cassettes. De esas
extensas sesiones que se llevaron a cabo en Cuernavaca, surgió un demo llamado
“El Pretexto d’Estar Vivos”. Ese demo no llegó a ningún lado… bueno llegó a volverse
la discordia entre los miembros de la banda para ver quien se quedaba el demo original.
A la fecha, no sé quién lo tiene.
Surgieron más canciones, más
deseo de grabarlas y sin dinero ni patrocinio para hacerlo. Es por eso que a
Óscar y a mí, se nos ocurrió un plan siniestro. La escuela donde estudiábamos
iba a cumplir 50 años y con motivo de celebrarla, se gestaron una infinidad de
festejos. Es aquí cuando se nos ocurrió organizar un concurso de “canciones
alusivas al evento” cuyo premio sería que la escuela financiara la grabación de
la canción ganadora y otras 5 canciones más de la misma banda. Pues sí, ganamos
y créanme que no tuvo nada que ver con que fuimos el jurado (guiño guiño),
realmente ganamos porque nadie más entró al concurso. Así fue como grabamos “…y
cuando es tiempo de partir”. La diferencia entre la primera grabación y el demo
casero con éste cassette, fue drástica. En gran medida porque a la “banda” se
agregaron 3 elementos increíbles, 3 cantantes; Diana Antillón, Karla Arana y
Guillermo Mallén. La grabación tuvo su muy pequeño impacto local. Aunque al
final del día seguíamos componiendo y grabando por y para nosotros. Más y más
canciones surgían, por lo que decidimos entrar de nuevo al estudio a los 19
años. Un disco muy elaborado y en mi visión sobre-producido pero que disfruté
mucho grabar. Al terminarlo jamás me imaginé que tardaría 14 años en volver a
entrar a un estudio.
Durante esos 14 años en los que
terminé mi carrera y la especialidad, nunca dejé de componer y mi necesidad de
grabar la sublimaba con un pequeño estudio de grabación que tenía en la
computadora. Grabé y grabé más de 100 canciones en ese tiempo. Hasta que hubo
un momento en que descubrí que si no grababa no iba a poder seguir componiendo.
Por lo que decidí agendar un estudio llamado “Fábrica de Éxitos” donde grabé de
manera maratónica 13 canciones en 13 horas bajo la ayuda y dirección de Alex
Abara. Habían pasado ya casi 20 años desde mi primera vez en un estudio y
decidí captar en esa grabación lo que prácticamente hacía cuando tocaba esas
canciones en vivo. Es un disco acústico con muy pocos oberdubbings que cumple
la función de descargar algunas de las canciones que tenía acumuladas en todos
esos años.
Y ahí vamos de nuevo, a componer
y a generar la necesidad de grabar. Aquí es dónde se alinean varios sucesos que
resultaron muy afortunados. Todo empieza en el 2014 cuando conozco a Luis
Ernesto “Lu” Martínez Novelo; músico, productor, bajista, saxofonista pero
sobretodo formidable ser humano. Nuestras coincidencias y gustos musicales nos
acercaron en lo que entiendo ahora es un nivel más espiritual. Se me rompe el
paradigma de creer que a cierta edad uno no puede hacer nuevos amigos. En el
2016 mi esposa y yo cumplimos 10 años de casados y sabiendo lo importante que
es en mi historia el poder grabar mis canciones, me dio como regalo de
aniversario la oportunidad de grabar un E.P. (Extended Play) y con quién mejor
que con “Lu”. Así fue como comenzó a crearse “Exiliado Al Blues”.
En mi inocencia e inexperiencia,
creí que 20 años de haber grabado en estudios, me haría alguien que “sabe sobre
grabar una canción”… no podía estar MÁS equivocado. Recuerdo que le envié un
montón de canciones a Lu para que me diera su opinión y tuviéramos la primera
sesión de preproducción. Primero que todo, me sorprendió que existieran
sesiones de preproducción, yo que estaba acostumbrado a llegar al estudio y
cometer la mayor cantidad de errores y que todos esos errores fueran grabados, me
di cuenta de lo que implica y significa trabajar con un productor…con un buen
productor. En esas sesiones Lu me guió para descartar una gran cantidad de
canciones y elegir las 4 canciones que podrían formar el E.P. Posterior a esas
sesiones entré en un desafortunado hiato de depresión que me mantuvo alejado de
muchas cosas incluyendo lo que más me gusta, la música. A finales del 2016
comienzo a dedicarle más tiempo a la musicoterapia la cual paradójicamente me comienza
a ayudar más a mí como persona que como terapeuta. Comienzo a recoger mis
pedacitos y para inicio del 2017 me doy valor para retomar el proyecto del E.P.
el cual para estos momentos aún no tenía nombre. Tal y como en el mito del
héroe, el destino siempre pone a prueba el nacimiento de lo que nos salvará. En
abril del mismo año muere mí querida abuela; columna vertebral y molde de lo
que en gran parte soy. Me derrumbo para levantarme y poder dar inicio de las
grabaciones. Por fin comienza…
Esto es en resumen el por qué
componer y grabar me ha ayudado, divertido, acompañado y salvado muchas veces.
La vida es una búsqueda constante y siento que por 20 años he buscado grabar
con quien quiero grabar, donde quiero grabar y lo que realmente quiero grabar.
Es por eso que mi afortunado encuentro con Lu me ha dado la oportunidad de
cerrar un círculo, que seguramente abrirá otros, pero que me deja la sensación
de decirme lo que me había querido decir desde hace tanto tiempo.
AGRADECIMIENTOS
Mis agradecimientos y cariños en
éste disco son para:
Mariana porque te amo, porque
crees en la música que hago y por dejarme acompañarte y acompañarme en todo lo
que sucede.
Lu por tu compromiso, amistad, paciencia,
pasión y cautela. Por enseñarme tanto y ser el mejor “administrador de ideas”
que uno pude tener.
Óscar por ser mi cómplice en la
cercanía y en la distancia.
Ana y Alonso por ser la primera
razón que tengo para empezar todos los días.
Familia querida por estar
siempre. ¡Mamá gracias por ese estéreo de doble cassette!
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