EXILIADO AL BLUES

E.P.



   JOSÉ IBARRECHE BELTRÁN


COMPONER Y GRABAR

Para mí, componer canciones nunca ha sido otra cosa más que un entretenimiento. Tomar la guitarra y decir “ahí vamos de nuevo” y jugar con ella hasta que algo me gusta, es de las cosas que más me divierten. Jamás he escrito una canción pensando que le va a gustar a alguien o jamás he escrito una canción a petición de alguien y, aunque he escrito muchas canciones para alguien, el único motivo para componerlas es que no tengo otra herramienta más poderosa para expresarme que la música. La música siempre ha sido directa, mágica y sincera.

Desde la primera canción que compuse a los 13 años y las canciones que después compuse por años y años con mi entrañable amigo y formidable poeta Óscar de Pablo, surgió en mí la necesidad de grabarlas. Recuerdo que a los 14 o 15 años comencé a jugar con un estéreo que tenían mis papás en su casa, esos que tenían doble cassette y te permitían grabar en un canal y después al pasarlo a otro cassette para poder grabar encima y así eternamente hasta que tenías una mezcla de miles de canales con la peor calidad del mundo. Aun así, me recuerdo pasando horas frente a ese estéreo tratando de hacer arreglos, componiendo “solos” y acompañamientos.

Por eso siempre he considerado que las canciones que se componen tienen que ser grabadas. Más por un ofrecimiento a la canción, que a una necesidad de difusión. La muestra está en que la primera grabación que realicé “formalmente”, fue con mi banda El Refugio a los 16 años. Aclaro que llamarle “banda” al Refugio, es una condescendencia, porque estaba compuesta por David Arroyo en la batería, Óscar de Pablo cantaba y yo en la guitarra y cantando. Nos gastamos un dineral en poder grabar “El Refugio. Rica Comida para Llevar”, un conjunto de 13 canciones maquiladas en 100 cassettes (el CD era un lujo económicamente inalcanzable). Me recuerdo escuchando esa grabación hasta memorizar los innumerables errores y fallas.

No tardamos mucho en componer más, para grabar más. Como no pudimos costear otro lujoso estudio, la banda decidió grabar un demo utilizando…si… un estéreo con dos cassettes. De esas extensas sesiones que se llevaron a cabo en Cuernavaca, surgió un demo llamado “El Pretexto d’Estar Vivos”. Ese demo no llegó a ningún lado… bueno llegó a volverse la discordia entre los miembros de la banda para ver quien se quedaba el demo original. A la fecha, no sé quién lo tiene.

Surgieron más canciones, más deseo de grabarlas y sin dinero ni patrocinio para hacerlo. Es por eso que a Óscar y a mí, se nos ocurrió un plan siniestro. La escuela donde estudiábamos iba a cumplir 50 años y con motivo de celebrarla, se gestaron una infinidad de festejos. Es aquí cuando se nos ocurrió organizar un concurso de “canciones alusivas al evento” cuyo premio sería que la escuela financiara la grabación de la canción ganadora y otras 5 canciones más de la misma banda. Pues sí, ganamos y créanme que no tuvo nada que ver con que fuimos el jurado (guiño guiño), realmente ganamos porque nadie más entró al concurso. Así fue como grabamos “…y cuando es tiempo de partir”. La diferencia entre la primera grabación y el demo casero con éste cassette, fue drástica. En gran medida porque a la “banda” se agregaron 3 elementos increíbles, 3 cantantes; Diana Antillón, Karla Arana y Guillermo Mallén. La grabación tuvo su muy pequeño impacto local. Aunque al final del día seguíamos componiendo y grabando por y para nosotros. Más y más canciones surgían, por lo que decidimos entrar de nuevo al estudio a los 19 años. Un disco muy elaborado y en mi visión sobre-producido pero que disfruté mucho grabar. Al terminarlo jamás me imaginé que tardaría 14 años en volver a entrar a un estudio.

Durante esos 14 años en los que terminé mi carrera y la especialidad, nunca dejé de componer y mi necesidad de grabar la sublimaba con un pequeño estudio de grabación que tenía en la computadora. Grabé y grabé más de 100 canciones en ese tiempo. Hasta que hubo un momento en que descubrí que si no grababa no iba a poder seguir componiendo. Por lo que decidí agendar un estudio llamado “Fábrica de Éxitos” donde grabé de manera maratónica 13 canciones en 13 horas bajo la ayuda y dirección de Alex Abara. Habían pasado ya casi 20 años desde mi primera vez en un estudio y decidí captar en esa grabación lo que prácticamente hacía cuando tocaba esas canciones en vivo. Es un disco acústico con muy pocos oberdubbings que cumple la función de descargar algunas de las canciones que tenía acumuladas en todos esos años.

Y ahí vamos de nuevo, a componer y a generar la necesidad de grabar. Aquí es dónde se alinean varios sucesos que resultaron muy afortunados. Todo empieza en el 2014 cuando conozco a Luis Ernesto “Lu” Martínez Novelo; músico, productor, bajista, saxofonista pero sobretodo formidable ser humano. Nuestras coincidencias y gustos musicales nos acercaron en lo que entiendo ahora es un nivel más espiritual. Se me rompe el paradigma de creer que a cierta edad uno no puede hacer nuevos amigos. En el 2016 mi esposa y yo cumplimos 10 años de casados y sabiendo lo importante que es en mi historia el poder grabar mis canciones, me dio como regalo de aniversario la oportunidad de grabar un E.P. (Extended Play) y con quién mejor que con “Lu”. Así fue como comenzó a crearse “Exiliado Al Blues”.

En mi inocencia e inexperiencia, creí que 20 años de haber grabado en estudios, me haría alguien que “sabe sobre grabar una canción”… no podía estar MÁS equivocado. Recuerdo que le envié un montón de canciones a Lu para que me diera su opinión y tuviéramos la primera sesión de preproducción. Primero que todo, me sorprendió que existieran sesiones de preproducción, yo que estaba acostumbrado a llegar al estudio y cometer la mayor cantidad de errores y que todos esos errores fueran grabados, me di cuenta de lo que implica y significa trabajar con un productor…con un buen productor. En esas sesiones Lu me guió para descartar una gran cantidad de canciones y elegir las 4 canciones que podrían formar el E.P. Posterior a esas sesiones entré en un desafortunado hiato de depresión que me mantuvo alejado de muchas cosas incluyendo lo que más me gusta, la música. A finales del 2016 comienzo a dedicarle más tiempo a la musicoterapia la cual paradójicamente me comienza a ayudar más a mí como persona que como terapeuta. Comienzo a recoger mis pedacitos y para inicio del 2017 me doy valor para retomar el proyecto del E.P. el cual para estos momentos aún no tenía nombre. Tal y como en el mito del héroe, el destino siempre pone a prueba el nacimiento de lo que nos salvará. En abril del mismo año muere mí querida abuela; columna vertebral y molde de lo que en gran parte soy. Me derrumbo para levantarme y poder dar inicio de las grabaciones. Por fin comienza…

Esto es en resumen el por qué componer y grabar me ha ayudado, divertido, acompañado y salvado muchas veces. La vida es una búsqueda constante y siento que por 20 años he buscado grabar con quien quiero grabar, donde quiero grabar y lo que realmente quiero grabar. Es por eso que mi afortunado encuentro con Lu me ha dado la oportunidad de cerrar un círculo, que seguramente abrirá otros, pero que me deja la sensación de decirme lo que me había querido decir desde hace tanto tiempo.


  
AGRADECIMIENTOS

Mis agradecimientos y cariños en éste disco son para:
Mariana porque te amo, porque crees en la música que hago y por dejarme acompañarte y acompañarme en todo lo que sucede.
Lu por tu compromiso, amistad, paciencia, pasión y cautela. Por enseñarme tanto y ser el mejor “administrador de ideas” que uno pude tener.
Óscar por ser mi cómplice en la cercanía y en la distancia.
Ana y Alonso por ser la primera razón que tengo para empezar todos los días.
Familia querida por estar siempre. ¡Mamá gracias por ese estéreo de doble cassette!

No hay comentarios: