NO TODAS LAS COSAS DEBEN PASAR


Es una fortuna encontrar un disco al que podamos llamar una obra maestra. Con el paso del tiempo mi concepto de “obra maestra” se ha ampliado. Antes me encantaba llamar así a los discos “sobre-producidos” llenos de instrumentos y arreglos geniales (aún me gustan cabe mencionar) pero he llegado a fascinarme por discos que son sumamente sencillos en su grandeza. El "All things must pass" de George Harrison tienen la capacidad de atraparte a la primera, de guiarte en un laberinto de sentimientos sinceros como los que, con una voz preciosa en el aspecto más literal del término, transmite Harrison en este, su disco más conseguido, tras la separación de los Beatles.

Harrison siempre fue un genio en la sombra, el guitarrista que escondía su grandeza tras las emocionadas notas de una guitarra, empequeñecida por lo gigante del carácter y destreza de los dos mejores compositores de la Historia. Tras ellos se encontraba la que era, seguramente, la personalidad más normal, tranquila y sencilla, de los cuatro fabulosos de Liverpool, pero no solo eso, sino también la pura inspiración del que, en lo personal, es uno de los grandes genios desconocidos de la Historia de la música.

En su etapa Beatle se destapó pocas veces, pero siempre aprovechó su oportunidad, sobre todo en sus últimas composiciones dentro del cuarteto. Si "Don,t bother me" era una aceptable canción pop que se ganó justamente un lugar en la cara A del segundo trabajo de los Beatles, sus siguientes canciones fueron demostrando la evolución natural de Harrison. La maravillosa "I need you" y la notable "You like me too much" fueron su aportación para el disco "Help!", tras ellas llegaron la estupendas "Think for yourself" y "If you needed someone", dos de las mejores canciones de "Rubber soul", la innovadora "Love you to" y la conseguidísima "I want to tell you" dentro del álbum "Revolver" y la oscura e hipnotizante "Within you, without you", la canción que abría la cara B de esa disquito llamado "Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band". Dentro de la época psicodélica del grupo, Harrison ofreció sus temas "Only a norther song", "It,s all too much" y "Blue Jay Way" las cuales han sido olvidadas por la fanaticada Beatle pero que considero unas joyas. Compuso también las caras b de dos de los sencillos de los Beatles, las notables "Old brown shoe" y "The inner light". Pero fue en la época más complicada del grupo cuando Harrison comenzó a demostrar su más alto nivel. Es suya la mejor canción del espectacular álbum doble que el cuarteto lanzó en 1968, llamado "The Beatles", pero más conocido como "White Album". Se trata de "While my guitar gently weeps", una canción profunda, sentida y enorme, la verdadera cima del trabajo. En el segundo disco, Harrison también regalaba una joya escondida llena de sentimiento llamada "Long, long, long". Para finalizar su etapa beatle, George se permitió el lujo de componer dos obras maestras absolutas que se encontraban dentro del genial disco, "Abbey Road", consiguiendo así que sus temas fueran el punto alto de un trabajo discográfico de ese tamaño. "Something" y "Here comes the sun" suelen estar en permanente estado de competición entre los beatlemaniacos, que se enfrentan entre ellos para elegir cual de las dos es la mejor aportación de Harrison al grupo.

Dentro de "Let it be", último álbum publicado por el cuarteto, George, aportó dos nuevas canciones, la maravillosa "I, me, mine" y la simpática "For you blue".

Tras este último disco, los Beatles se separaron. Quedaba por delante la publicación de los cuatro primeros trabajos en solitarios de Lennon, McCartney, Harrison y Starr. Y el resultado fue, cuanto menos, esperanzador. John creó una obra áspera, íntima, sincera y desgarrada, el espectacular "Plastic Ono Band", Paul publicó un artesanal y emocionante trabajo, muy infravalorado al principio, llamado, simplemente, "McCartney", y Ringo sorprendió a todos con un tremendamente conseguido álbum lleno de impresionantes colaboraciones llamado "Ringo". ¿Y qué hizo George Harrison?. Pues componer el que, con el paso del tiempo, confirmó lo que ya se intuía cuando apareció en las tiendas, el mejor disco de un Beatle en solitario y una de las obras musicales más redondas de la historia: "All things must pass".


1ª - "I,d have you anytime": compuesta mano a mano con el maestro Bob Dylan que prestaba la letra, Harrison abre el primero de los discos de manera relajada, llenando nuestros sonidos de una paz y tranquilidad a la que ayuda, y de que manera, una voz estupenda y unas guitarras serenas y brillantes. Puede que no esté al nivel del resto de las canciones, pero a pesar de eso, este primer tema es la manera perfecta de comenzar un álbum que se intuye emocionante.


2ª - "My sweet lord": apenas 10 líneas de letra son suficientes para que Harrison ofrezca uno de los grandes clásicos de la música popular, un emocionante himno, lleno de maravillosas guitarras (tanto acústicas como eléctricas), de brillantes coros, con una producción perfecta, a pesar de Phil Spector, otro de los grandes responsables de que "All things must pass" sea la genialidad que es. George desgarra la voz, llena de sentimiento una canción que debe ser considerada, si aún no lo es, uno de los mayores logros musicales que se han creado.


3ª - "Wah - wah": rabiosa muestra del mejor rock, Harrison demuestra en este tercer tema una capacidad para crear sucios riffs capaces de ser el elemento a través del cual giran toda una serie de factores (genial voz y coros, impresionante acompañamiento orquestal y grandiosas guitarras) que conforman una joya tan impresionante como esta crítica a sus años Beatle. Imprescindible.


4ª - "Isn,t it a pity": y llegó la cima. Antes de nada, debo admitir que este tema me parece la mejor canción que compuso el señor George Harrison en su etapa en solitario, y quizás en su etapa beatle. Todo en ella funciona, desde una capacidad instrumental llena de aciertos perfectos, esos teclados, esas guitarras que están más allá de la alabanza; esa voz llena de intensidad escondida tras la sutileza, de sencillez llena de emoción; ese final tremendo, absolutamente tremendo, lleno de épica, de inspiración, de puro sentimiento. Sin duda, la demostración más absoluta de la genialidad que podía alcanzar Harrison.


5ª - "What is life": nos encontramos ante el que es, a mi parecer, uno de los mejores riffs de guitarra jamás compuestos. Lleno de energía y de brillantez, el quinto tema del disco es una muestra del mejor pop, una joya totalmente redonda donde la preciosa letra, la maravillosa interpretación de Harrison y el perfecto papel de cada uno de los instrumentos (especialmente una guitarra en permanente estado de gracia) no hace más que coronar la que es una de las grandes canciones del repertorio Harrison. Un clásico instantáneo.

6ª - "If not for you": también hay lugar en este trabajo para un revisión por parte de George a uno de los grandes temas del antes mencionado Bob Dylan. Bellísima versión que consigue superar con creces a la original gracias, sobre todo, a una maravillosa interpretación vocal por parte de Harrison.


7ª - "Behind that locked door": nueva balada llena de sentimiento, con una guitarra preciosa y precisa, donde de nuevo se debe alabar la voz de un Harrison que demuestra a lo largo de todo el disco, que tenía una de las voces más personales y bonitas, en el mejor de los significados posibles, de la historia del pop. Atención también a unos coros sublimes que redondean otra de las grandes canciones del trabajo.


8ª - "Let it down": otro de los clásicos más reconocidos de este disco es esta maravillosa canción dividida claramente en dos sectores a cual mejor. Por una parte tenemos unas estrofas llenas de una extraña, hipnotizante y oscura melodía que nos lleva, casi sin darnos cuenta, a un estribillo rabioso y lleno de fuerza. Un poderoso tema, perfecto en todos sus elementos.

9ª - "Run of the mill": para cerrar el primero de los cds, Harrison se guarda una de sus mejores baladas, estructurada sobre todo en una de las letras más conseguidas que jamás escribiera el genio inglés. Estupendos los acompañamientos orquestales que ayudan a llenar de emoción una brillante interpretación vocal en la que George suena tan sincero y profundo como de costumbre. Uno de los mejores temas del trabajo, y perfecto punto y seguido.

10ª - "Beware of darkness": Una nueva joya. Canción redonda que le debe la mayor parte de su éxito musical a una producción de Spector capaz de crear un ambiente melancólico y bello al que hay que sumar una genial voz de Harrison y uno de los mejores middle eight de todo el trabajo. Mención aparte merece un solo de guitarra genial, grandioso, lleno de fuerza y sentimiento. Una auténtica maravilla.


11ª - "Apple scruffs": acelerado tema acústico con claras influencias dylanianas, que cuenta como elementos claves con un inspirado riff de harmónica, unos preciosos coros, y un estribillo bastante contagioso. Tema menor dentro de un trabajo gigantesco, es decir, canción que bastantes compositores matarían por tener.


12ª - "Ballad of Sir Frankie Crisp (Let it roll)": seguramente nos encontramos ante uno de los mejores temas de Harrison, y a la vez, uno de los que menos repercusión alcanzó. Una de esas baladas eternas, llena de factores que la elevan entre las demás, eso y mucho más es esta "Ballad of Sir Frankie Crisp"; Harrison no canta mejor que nunca, sino tan bien como siempre, la producción es absolutamente genial y contiene unos teclados maravillosos; estos son, simplemente, algunos de los pilares sobre los que se asenta una de esas canciones imprescindibles.

13ª - "Awaiting on you all": canción centrada, básicamente, en la religión, tema que aparece constantemente a lo largo del trabajo, pero que se enfoca, en esta ocasión, en una melodía llena de nervio, y que se esconde tras una verdadera muestra del llamado "muro de sonido" que imprimía Spector a todas sus producciones. Brillante pop, sobrecargado pop, simple pop, en definitiva, puro pop, y del mejor.


14ª - "All things must pass": de nuevo es necesario arrodillarse y agradecerle a Harrison una canción. Pocas baladas tienen la capacidad evocadora, la grandeza y la emoción de "All things must pass". Partiendo de la base de que estamos ante una de las letras más redondas de George, brillante reflexión sobre el tiempo, nos encontramos ante un tema cuya belleza es tan grande que intentar describirla sería estúpido e innecesario. La voz de Harrison, en la que es la mejor interpretación vocal del álbum, nos canta todo con una humildad y con una sinceridad desgarradora, absolutamente inolvidable. Una canción para recordar siempre.

15ª - "I dig love": tema centrado en un genial riff a través del cual la melodía va creciendo hasta alcanzar un sobresaliente climax final, en el cual la estupenda voz de Harrison, una brillante percusión, un bajo grandioso y una guitarra acertadísima se unen para crear una nueva joya.

16ª - "Art of dying": maravillosa reflexión sobre la muerte, en este tema Harrison demuestra su capacidad como estupendo guitarrista y su constante pensamiento sobre temas universales. Llena de grandeza sonora, "Art of dying" es uno de los mejores temas rockeros que George compuso, y que se ayuda de unos metales asombrosos y una interpretación instrumental más que abrumadora, para convertirse en uno de esos clásicos a los que hay que acercarse para entender la grandeza de un genio como Harrison.


17ª - "Isn,t it a pity (Version two)": revisión del maravilloso tema. Esta vez, Harrison se centra en eliminar todos los posibles arreglos épicos que tenía la primera de las versiones y desnudar el tema de manera que se puede apreciar la belleza absoluta del original. Melancólica, profunda, preciosa y tan genial como su primera versión, "Isn,t it a pity (Version Two)" quizás no aporte nada al trabajo, pero su escucha es siempre una auténtica y necesaria delicia.


18ª - "Hear me lord": y llegamos al final. Una nueva canción centrada en la religión, una nueva joya, otro tema redondo. Es esta otra de esas canciones donde todo está conseguido, donde se produce la magia de que todos los factores encajen a la perfección, incluidos unos coros llenos de sentimiento y una voz desgarrada y genial de Harrison, que ofrece de nuevo una de las mejores interpretaciones vocales de su carrera. A nivel instrumental es una nueva cima, contando con unos teclados asombrosos, una percusión brillante, y una guitarra escondida pero sublime en cada una de sus apariciones. En definitiva, una genialidad absoluta para poner punto y final a algo más que un gran trabajo.


19, 20, 21, 22 y 23 – Las últimas 5 canciones del disco son las que en su modalidad de LP se incluían en el que volvía “All things must pass” en un disco triple. La verdad hay poco que decir, son una serie de pesados “jams” en los que se destaca al maestro Clapton tomando la batuta del requinto la mayor parte del tiempo. Con excepción de “I’t Johnny’s Birthday” la cual es una broma sónica bastante chafona “out the blue”, “Plug me in”, “I remeber jeep” y “Thanks for the pepperoni” cumplen con ese esquema de largos “jams”.


No se sabe si es cuestión de magia, cuestión de buena suerte, de buena racha o de inspiración momentánea, pero hay ocasiones en los que se dan todos los elementos para que se cree algo inmortal, algo que es un clásico antes, durante y después de su salida al mundo. Este es el trabajo de un genio, de alguien capaz de crear algo tan enorme que te hace sentir que, a pesar de ser algo que está construido para que lo escuche el mundo, sólo llega a tus oidos, que está escrito para ti, compuesto para ti, cantado para ti. Es el trabajo de George Harrison. Su discurso, su lema, su leyenda hecha música. Es la personalidad reflejada en unas melodías, letras y voces llenas de vida. Es la inmortalidad de un mortal. "All things must pass" es, simple y llanamente, una obra maestra.

1 comentario:

Vidal Mendoza dijo...

Pues mejor rólalo, mi relleno. Con la enciclopédica celebración de datos e impresiones que nos regalas, me dan, ahora sí, ganas de escucharlo todo enterito. De las que escuchado, sin duda, "wah wah", es de las más cercanas a mi corazoncito.

Abrazo