EL MAR CANTA SIN MUCHAS GANAS

El mar canta sin muchas ganas,
canta su himno y yo lo oigo,
el himno azul que sólo oyen los enamorados

y los muertos.

El cielo está

solamente porque los poetas a veces lo recuerdan

y seguiría siendo blanco e inútil

si no lo manchara yo de púrpura gritándole tu nombre por la tarde.

Quizá no dure mucho

pero por ahora es eterno.


El sueño para dormirse sólo en tu piel,

esta vida para vivirse sólo en tu pelo,

esta ilusión para quebrarse sólo en tu sonrisa.

Déjame amarte aunque sea por un minuto,

aunque sea por mis ojos,

aunque sea por lo que dure un sueño,

por un átomo,

por un pretexto,

aunque sea por un insomnio,

déjame amárte.

CIMIENTOS Y TUMBAS

No te imaginas lo que me cuesta decirte que no.
Preferiría esas malditas palabras de amor.
Pero tu miedo pesa más
y todo el resto queda atrás.
Y te agradezco por quitarme la fe
en mi sagrada soledad
y por los besos que en tu boca inventé
forjando la realidad.
Pero si no vas a volver,
no son cimientos sino tumbas
las ventanas,
las mañanas blancas
y la niebla,
que si están cerca
se despiertan con la luz.
La presa vuela
si la mano tiembla
en el pasado ya clavado en una cruz.
Y no preguntes si es factible el sobrevivir
en esta historia que los poetas no van a escribir.
No tengo ganas de inventar otro pretexto para amar.
Y no hay motivo de decir nada más
que las canciones que te di
no volveremos a cantarlas jamás,
existen para mi.
Pero si no vas a volver,
no son cimientos sino tumbas
las ventanas,
las mañanas blancas
y la niebla,
que si están cerca
se despiertan con la luz.
La presa vuela
si la mano tiembla
en el pasado ya clavado en una cruz.